domingo, 16 de diciembre de 2012

LA HORA DE LOS MOVIMIENTOS

La hora de los Movimientos.

Los tiempos se aceleran, la realidad se vuelve más dinámica, más compleja, mas demandante, más vertiginosa, incluso, más virtual. Son tres los factores principales e interrelacionados que explican este proceso revolucionario: las nuevas tecnologías, la globalización y la creciente individualización del hombre (en el sentido positivo del término). Frente a esto, se conmueven las estructuras tradicionales del mundo. La resistencia o imposibilidad de adaptarse a los cambios hace que muchas de ellas se tornen obsoletas y dejen de dar respuesta aceptable a las crecientes y múltiples demandas.

Una de las estructuras o instituciones tradicionales en crisis por lo nuevos tiempos son los partidos políticos. Herramienta fundamental de la democracia representativa, tienen por fin canalizar y organizar las demandas ciudadanas referidas a la esfera pública. Sin embargo, la incapacidad manifiesta debido a su excesiva ideologización y la mediocridad resultante de su rígido aparato burocrático las convierten en herramientas obsoletas y “pesadas” para los nuevos tiempos. El resultado de esto es un creciente distanciamiento entre la agenda de la gente (pública, constitucional) y la agenda de gobierno (formal, legal) y como consecuencia el sistema se enfrenta a recurrentes crisis de gobernabilidad y representatividad. En resumen: los partidos políticos pasaron a ser herramientas necesarias pero no suficientes de las democracias modernas.

Las claves del 8N

La multitudinaria marcha ciudadana acontecida el 8 de Noviembre (8N) resulta ser una muestra acabada de lo que intentamos decir. Aún a riesgo de cometer alguna injusticia cuantitativa de importancia menor, podríamos aseverar que ese día la mitad del país se vio representada en las calles, con múltiples demandas y sin liderazgos partidarios a la cabeza. Por el contrario, la otra mitad, que no salió ni simpatizó con la manifestación ciudadana, no se encuentra huérfana ya que se siente representada por el partido de gobierno, esto es, el Frente para la Victoria. Ahora bien, este hecho pareciera abonar la teoría del bipartidismo por cuanto naturalmente nos conduce a hacernos la siguiente pregunta ¿Por qué el partido FPV es capaz de representar a la mitad del país y el resto de los partidos de oposición no logra hacer lo mismo con aquella porción similar que se manifestó en las calles el 8N?

La cuestión pasa por aceptar que la "fortaleza" presente del partido FVP se debe a que forma parte de un espacio mucho más resistente en el tiempo: el movimiento peronista. En cambio, la debilidad de los partidos políticos de oposición se debe a que son sólo eso: partidos políticos. Se produce, entonces, una lucha desigual en el terreno por la disputa de la representación moderna: por un lado, el dinámico y abierto movimiento peronista. Por el otro, la estructura rígida y cerrada de los partidos políticos tradicionales.

El histórico 8N nos muestra con claridad las falencias actuales y los desafíos futuros. Ese día fue padecido por los partidos de oposición, por cuanto se sintieron llamados a la representación de las demandas ciudadanas esgrimidas, al mismo tiempo que son incapaces de abarcarlas debido a su rigidez y limitación estructural. Por otro lado, el padecimiento también se apodero del movimiento peronista, pero de una forma diferente. Sabedores de contar con una herramienta que les permite adaptarse rápidamente a los distintos humores sociales (por eso un día son menemistas, al otro duhaldistas y al otro kirchneristas) las demandas del 8N resultaron un límite aún para el flexible movimiento del General. Esto es así, porque la ciudadanía salió fundamentalmente a pedir valores republicanos, y por lo tanto, contrarios a la esencia misma del movimiento peronista. Aceptarlos, hubiera significado su extinción.

El desafío: evolucionar hacia el bi-movimientismo

Entonces, si buscamos comprender acabadamente el proceso social en curso, debemos admitir lo inadecuado de la apelación tradicional al bipartidismo como herramienta de estabilización del sistema político y por ende del progreso de una nación, fundamentalmente en aquellos países que por sus deficiencias estructurales están en permanente ebullición, como es el caso argentino. La falencia argentina no es que falta un partido de oposición, sino más bien, un movimiento de oposición. Un movimiento republicano que actúe como contra cara del movimiento populista, conformando de esta manera una evolución hacia el bi-movimientismo y la representación plena de la ciudadanía. Una ciudadanía a la que poco le importan los prejuicios ideológicos (principal limitación de los partidos políticos), y que optará por uno u otro movimiento según sea su necesidad coyuntural, a tono con lo tiempos fluidos que vivimos.

Una característica fundamental de ambos movimientos se refiere a que las cuestiones ideológicas pasan a un segundo plano al tiempo que se mantiene un núcleo duro de valores (o desvalores) que hacen a la esencia de cada uno. En el caso del movimiento peronista, el fin es el poder y por lo tanto "manda" el corto plazo, valiendo todo para obtener la aprobación popular en el presente a costa de sacrificar el futuro. En el caso del movimiento republicano, el fin es el desarrollo y por lo tanto su intransigencia en ciertos valores no ideológicos implica un esfuerzo que dará sus frutos en el mediano y largo plazo.

De esta forma, cuando la voluntad popular prefiera fiesta o relato para evadir la realidad, se inclinará por el movimiento populista que le ofrecerá alternativas partidarias de distinto cuño ideológico (es lo que hace el PJ tan bien!) Luego, cuando se canse de la fiesta y quiera desarrollo, se volcará a las exigencias del movimiento republicano, que de igual forma, tendrá sobre la mesa la alternativa ideológica que mejor se adapte al humor de la gente en ese momento histórico. Y así, como en la vida misma, donde resulta vital la combinación de momentos festivos con momentos rigurosos, la vida social se equilibrará y dialécticamente evolucionará hacia estadios mayores de desarrollo.

Vemos, con frecuencia, que algunos partidos políticos de oposición, empujados por las circunstancias, avanzan en uniones electorales que dejan de lado cierta rigidez. Sin embargo, y aún pudiendo entusiasmar al momento de las elecciones, resultan poco efectivos a la hora de gobernar o ejecutar. Esto es así, porque al carecer de gimnasia y fundamento movimientista, las lógicas partidarias y las diferencias ideológicas terminan imponiéndose y por lo tanto, a poco de andar, "la dinámica realidad se los lleva puesto". Es lo que paso con la Alianza, por poner un ejemplo concreto.

Por último, un párrafo referido al Movimiento Humanista de Resistencia y Construcción 2012 (MR-2012). Por su esencia republicana (fue fundado por Carrió) y su naturaleza movimientista (es presidido por "Toty" Flores) parece estar llamado a ocupar ese lugar vacante y fundamental para el futuro de nuestro país ya que contiene la semilla del movimiento republicano. Servicio este que será reconocido también por los buenos peronistas, ya que al poner freno al afán de “ir por todo”, evitará que el movimiento del que forman parte termine implosionando producto del desenfreno y la corrupción.