viernes, 8 de marzo de 2013

Decencia Mata Ideología

Un pino.
 
Alto revuelo generó la posibilidad de una alianza en Capital Federal entre “Lilita” Carrió y Pino Solanas. No sólo entre seguidores de ambos dirigentes y ciudadanos en general, sino también en el propio oficialismo que, como se vio ayer en el programa 6,7,8., puso su aparato fascista de comunicación (que financiamos todos) al servicio de lo mejor que saben hacer: agraviar y difamar a las personas que representan un desafío al autoritario poder central.

En este caso, lo que preocupa al Kirchnerismo es la banca por la minoría en Capital Federal, vital para el proyecto “Cristina eterna”, según se entusiasman sus adulones y oportunistas seguidores, y que en los hechos significará el fin de la República y la consolidación del régimen y la decadencia argentina.  

Ahora bien, más allá de la preocupación oficialista, y motivado por el comunicado que “Lilita” sacó ayer sobre la cuestión y dirigió a sus seguidores para debatir el tema, me interesa hacer una muy breve mención a dos cuestiones que parecen ser los puntos más cuestionados o controversiales sobre el probable (reitero: probable) acuerdo.

- Primera cuestión: ¿Por qué se intentan hacer alianzas ahora y no en 2011? 
La explicación formal es la siguiente: El partido Coalición Cívica decidió hacer alianzas para la próxima elección con fuerzas afines. En cambio, en 2011, el mismo partido decidió encarar el proceso electoral sin alianzas.

Ahora bien, profundizando un poco más el argumento esgrimido, y en pos de defender la coherencia del mismo, debemos aceptar que la esencia de ambas elecciones es muy diferente. En 2011 se disputaba la conducción ejecutiva del país. En cambio, en 2013, se disputaran escaños para conformar el poder legislativo de la República.

Sin ser excluyente, dado que (aún) vivimos en democracia, diremos que en una elección ejecutiva debe priorizarse la acción y en una legislativa, el diálogo.  

Entonces, quien ganase la elección del 2011, inmediatamente debía poner manos a la obra en la gestión diaria de los asuntos de Estado, los cuales requieren un nivel de consenso previo y consolidado, no sólo en cuestiones de índole moral, sino también en cuestiones concretas de políticas públicas. Por ejemplo, la CC y Proyecto Sur comparten la base moral, vinculada a la decencia y el diálogo, pero no comparten (en líneas generales) cuestiones esenciales relacionadas con el rol del Estado. En este sentido, el primero está más cerca de Brasil y el segundo de Venezuela. Dadas estas condiciones, haberse presentado juntos en una elección en la cual se disputa la conducción del Estado, hubiese sido una estafa al electorado; en cambio, hacerlo en una elección legislativa no lo es, por lo afirmado acerca de la esencia de la elección y lo que sigue. 

- Segunda cuestión: Siendo que la CC es una fuerza Republicana, ¿Por qué se evalúa la posibilidad de hacer una alianza con un espacio que pondera la figura de Chávez?
Precisamente porque la elección es legislativa, y por lo tanto, pesan más las cuestiones morales que las prácticas. En una democracia republicana partimos de la base de que nadie es dueño de la razón (por contradecir esto, los K son fascistas), y es en el Parlamento en donde se debaten todas las ideas y posiciones diferentes. El único requisito para el diálogo es ser decente y honesto intelectualmente, condición que como vimos arriba cumplen “los pinos”, Carrió y sus seguidores. Aseguradas y aceptadas estas condiciones, todas las ideas, aún las más descabelladas, son bienvenidas y necesarias en el Parlamento, ya que esto enriquece el debate público y por lo tanto, el resultado de la labor legislativa. La urgencia típica, coyuntural, del ejecutivo, no existe en el legislativo, y por lo tanto, con una mesa de por medio y buenas intenciones, bastará para discutir las más diversas cuestiones hasta el punto en que se alcance algún grado de acuerdo.

Para finalizar, una consideración de índole pragmática y un llamado a la reflexión. Algunos se preocuparon por un probable acuerdo con una fuerza decente que en el terreno de las ideas pondera a Chávez y cuyo acuerdo, según dijo Carrió, tiene por objetivo que las tres bancas de senadores queden para la oposición. Sin embargo, no tomaron en cuenta el tipo y le esencia de la próxima elección, y más aún, el sesgo ideológico les impidió comprender una unión basada en principios y valores que ponga freno a lo peor del chavismo, indecente y corrupto, que gobierna la argentina desde hace una década.