jueves, 16 de julio de 2015

La extorsión de la Cadena Nacional

La extorsión de la Cadena Nacional.

Por Mariano Álvarez
Artículo publicado en la edición impresa del Diario La Nación, el

El artículo 75 de la ley de servicios de comunicación audiovisual establece que el Poder Ejecutivo podrá utilizar la cadena nacional en "situaciones graves, excepcionales o de trascendencia institucional". Así lo hicieron todos los presidentes desde el retorno de la democracia a excepción de Cristina Fernández de Kirchner, que en lo que va del año la utilizó 27 veces. Resulta útil para tomar dimensión del abuso mencionar que su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, la utilizó en dos oportunidades durante todo su mandato.

Sintéticamente, podemos señalar que la Presidenta utiliza la cadena nacional por fuera de lo establecido en tres situaciones específicas. La primera es cuando la usa para hostigar a quienes critican a su gobierno. La segunda, cuando propagandiza obras de gobierno o candidatos propios. La tercera es la más perversa por cuanto implica utilizar la cadena nacional para aumentar el grado de sometimiento político de sectores empobrecidos que dependen de la ayuda social que brinda el Estado.

Pude comprobar esta última instrumentación a raíz de una investigación de tipo cualitativo que realicé en un asentamiento del conurbano bonaerense el año pasado. Consistió en una serie de entrevistas anónimas con vecinos receptores de ayuda social y planes sociales, que ocupan el rol de clientes en la red de clientelismo político del barrio.
Además de detectar relaciones clientelares clásicas en las que se considera "normal" recibir ayuda social a cambio de asistir a marchas políticas, realizar pegatinas o fiscalizar para el oficialismo, pude verificar un perfeccionamiento de la red de clientelismo político a raíz del cambio en la estrategia comunicacional del Gobierno. En efecto, el uso sistemático de la cadena nacional por parte de CFK en donde ella misma se presenta como benefactora de nuevos planes sociales o anuncia aumentos para los ya existentes, como por ejemplo la Asignación Universal por Hijo (AUH), produjo una reconfiguración de la red de clientelismo tradicional a un estado de mayor condicionamiento político de los pobres que denominé "red clientelar de orden superior".

Como describe la bibliografía sobre el tema, en la red de clientelismo político clásico los clientes se relacionan con punteros que responden a patrones de extracciones políticas diferentes. En cambio, en la nueva configuración, los clientes se vinculan con distintos punteros políticos que gestionan la ayuda social, al tiempo que se les hace saber que hay un único patrón que la otorga, en este caso, Cristina. Esto es posible gracias al uso de la cadena nacional, porque le garantiza a la Presidenta hablarles directa y masivamente a los beneficiarios de los planes. De esta forma "saltea" a los punteros políticos de distintas extracciones partidarias, disciplinándolos, hecho que restringe aún más la libertad política por cuanto todos terminan trabajando para el poder central. Cuando indagué acerca de los inicios del barrio allá por los años 90, los vecinos me informaron de la presencia de punteros de distintos partidos políticos que competían entre sí. En la actualidad eso cambió, tal como resume Marta: "Sí, más kirchnerismo que otro, es como que no hay otros punteros políticos que no sean del kirchnerismo".

Cuando les pregunté a mis entrevistados acerca de la responsabilidad con relación al otorgamiento de la ayuda social, por ejemplo la AUH, todos respondían que era Cristina quien la daba. Cuando los consultaba acerca de la forma en que se habían enterado, las respuestas en general estaban referidas a que lo habían visto por televisión. Incluso, afirmaron esperar con "ansias" los anuncios de aumentos que "Cristina nos da varias veces al año".

Esta estrategia de comunicación tiene por fin condicionar fuertemente el voto de las personas en situación de pobreza. Se complementa con la acción articulada de los punteros políticos, que, al momento de llegar las elecciones, hacen circular rumores en el sentido de que si cambia el gobierno se pierde la ayuda social, hecho que atemoriza a los beneficiarios. El siguiente testimonio es de Susana, beneficiaria de una cooperativa de trabajo: "El boca en boca es de que si, bueno, si llega a bajarse Cristina o si se baja el gobierno actual, se pierden las cooperativas, o sea, es un boca en boca, no es algo que una cartelera anuncia ni ellos mismos, es un boca en boca, uno lo tiró y ya empiezan a hablarlo todos".

La nueva "red clientelar de orden superior" sobreviene cuando el clientelismo se convierte en política de Estado. Esta situación fue posible gracias al uso de la cadena nacional, en la cual CFK abandona su rol de presidenta y actúa como una gran puntera política que cada tanto, generalmente cerca de las elecciones, les recuerda a sus clientes que de ella depende la ayuda social.

Las consecuencias de esta política resultan nefastas para nuestro país por dos razones fundamentales. Primero, porque al condicionar el voto de millones de personas se afecta la calidad democrática. Segundo, porque se restringe la libertad política de las personas en situación de pobreza, lo que les resta la libertad imprescindible para su desarrollo y su ascenso social, tal como lo demostró el economista indio Amartya Sen.

Lo expuesto explica el súbito interés del oficialismo por hacer ley la AUH, reclamo histórico de la oposición, ya que teme que el próximo presidente tenga a disposición el extraordinario poder extorsivo que estamos describiendo.

En el siglo de las comunicaciones la cadena nacional es anacrónica, además de ser una herramienta extremadamente peligrosa en manos de gobernantes con vocación autoritaria, por lo que su uso debería ser prohibido o en todo caso ser optativo, como sucede en España o en Chile.

Docente de la Universidad de La Matanza y precandidato a diputado por la lista de la CC