jueves, 2 de diciembre de 2010

¡Vivan las TICs!


En estos días, el mundo y particularmente la Argentina, se vieron conmocionados por revelaciones que salieron a la luz al publicarse conversaciones o información “secreta” cuyo medio de transmisión fueron las TICs (tecnologías de la información y comunicación modernas). Por un lado, se conocieron las opiniones subjetivas de los embajadores de la principal potencia del mundo en relación a los diferentes líderes y gobernantes del resto de los Estados nacionales. Paralelamente, en nuestro país, salieron a la luz miles y miles de mails que han puesto en evidencia irrefutable la inmensa red de corrupción montada por el gobierno “progresista y revolucionario K”, cuyo principal protagonista, pero no el único, es Ricardo Jaime, conocido también como la nueva María Julia del gobierno o, más jocosamente, como “Aloe Vera”, ya que cada día que pasa se le descubre una propiedad nueva.

Gracias a lo sucedido, los funcionarios de Estado, que no son más que meros representantes de la ciudadanía y por lo tanto, tienen la obligación de manejar los asuntos de Estado con la mayor transparencia posible frente a la sociedad que los eligió, han visto en las TICs un nuevo enemigo para los acuerdos y manejos entre las sombras.

Sin embargo, lo interesante de todo esto, es que a pesar del peligro que acarrea para los gobernantes o dirigentes poco honestos o autoritarios saberse más controlados, necesitan de las TICs para sobrevivir y no caerse del mapa. En un mundo globalizado, donde los segundos cuentan y la multiplicidad de oportunidades no reconoce limites ni fronteras, el uso de las nuevas tecnologías resulta ser fundamental e indispensable para hacer frente competitivamente a las diversas exigencias que puedan presentarse.

Mientras tantos, los ciudadanos del mundo, aquellos que asumen su rol y condición de Soberano y por lo tanto, no renuncian a su derecho indelegable a conocer y discernir democráticamente sobre todo lo que sucede en la faz pública de la que forman parte, celebran y rinden pleitesía a estos vientos de transparencia que vienen de la mano visible de las nuevas tecnologías de la información.

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