martes, 29 de mayo de 2012

No es cierto que los politicos sean todos ladrones.


Suele ser habitual encontrarse con este tipo de afirmaciones en la ciudadanía argentina: “los políticos son todos ladrones”.  Lo cual no es cierto, además de ser injusto y esconder una trampa a la que me referiré luego. Conozco muchos casos de políticos honestos.

Un ejemplo: hoy estuve junto a Elsa Quiroz,  quien fuera diputada nacional por la Coalición Cívica y candidata a vice gobernadora de la Provincia de Buenos Aires en la última elección. La “Tata”, quien es ejemplo de militancia, es una política Argentina honesta. Durante su mandato se dedicó a honrar su cargo, en lugar de enriquecerse como sucede en general. Viaja frecuentemente en el inhumano tren Sarmiento (gestionado y controlado por ladrones), al igual que cuando era diputada nacional e iba al Congreso Nacional. Está peleando para jubilarse como docente, dado que es maestra y, al finalizar su mandato, quedó sin ingresos. Como sucede con muchos argentinos, por cuestiones de índole burocrático, aún  no le asignaron su derecho y por lo tanto, hace malabares para llegar a fin de mes.

Considero importante destacar vehementemente que en la Argentina hay políticos honestos, dado que el progreso de nuestro país vendrá sólo cuando el poder político esté en manos de personas decentes. Además, porque el hecho de afirmar que “son todos ladrones” esconde la trampa de la auto justificación por votar ladrones. Es decir, se habilita el siguiente razonamiento: “como son todos ladrones, entonces voy al cuarto oscuro y no me queda otra que votar a un ladrón” (por ejemplo a la familia Kirchner). Dicha afirmación es falsa. En el cuarto oscuro hay muchos ladrones, pero también muchas personas decentes. Por lo tanto, el ciudadano que vota a un ladrón, debe hacerse cargo de su elección, de su complicidad indirecta y de las consecuencias que tiene dicha elección para el futuro de nuestro país y de sus hijos.

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