martes, 22 de junio de 2010

El Derecho de rebelión


La nota que sigue fue publicada a principios del 2008 en el Diario El Correo de nuestra ciudad. Hoy, luego de haber pasado más de 2 años de aquella publicación, las cuestiones en materia de seguridad empeoran día a día. Sin embargo, desde hace aproximadamente 15 días, grupos de vecinos y comerciantes comenzaron a recolectar firmas para exigir respuestas a nuestras autoridades (Ver FOTO). Este hecho es por demás auspicioso, y esperemos que sea muestra de un cambio positivo frente a la actitud ciudadana pasiva que siempre nos caracterizó.


Por Mariano Alvarez


"El Ingles Thomas Hobbes fue uno de los filósofos más significativos de nuestra historia. Su obra Leviatán (1651) estableció la fundación de la mayor parte de la filosofía política occidental. Para este filósofo el hombre vive en un estado natural de guerra permanente de todos contra todos. Por lo tanto, con el fin de garantizar la paz, los individuos eligen voluntariamente renunciar a todos sus derechos y delegar un poder ilimitado en un único hombre que los gobierne. No obstante, al existir una cesión voluntaria de poder, contempla un caso excepcional en el que los individuos podrían rebelarse contra el soberano: cuando éste causara perjuicios a su integridad corporal o a su libertad física, o sea, si el soberano no cumplía su parte del contrato social el pacto quedaba roto inmediatamente. Dicho con otras palabras: el pensador que mejor argumento y justifico el poder opresivo de un hombre sobre el resto, reconoce, sin embargo, un único derecho al pueblo: el de rebelarse cuando quien lo gobierna no pueda garantizar su seguridad física.
Quienes habitamos la Provincia de Buenos Aires sabemos que el principal problema que nos afecta a todos es la inseguridad. Esta no tiene nada de sensación, es real y cada vez afecta a más personas. Ya nadie puede sentirse protegido plenamente. No hay padre que pueda dormir tranquilo cuando sus hijos salen a la calle. De día o de noche, todos somos potenciales victimas de un robo, un secuestro, un asesinato, una violación, etc. Mientras tanto, transitamos nuestras jornadas preocupados y miramos, aturdidos, los noticieros que dan cuenta de nuevas victimas anhelando que la suerte siga estando de nuestro lado y no seamos el próximo. Nuestra realidad se asemeja al juego de la ruleta rusa: estamos a la expectativa del tiro que nos demuela la vida. Para peor, la crisis de inseguridad aumenta día a día, incontenible e inmanejable para las autoridades que tienen la responsabilidad de resolverla, más allá de sus erráticos esfuerzos en este sentido.
Por lo tanto, teniendo en cuenta está cruda realidad donde se combina una dirigencia comprobadamente incapaz de garantizar nuestra integridad física y un alto riesgo de ser victimas de un delito que nos condene a la desdicha ¿Se impone, entonces, el ejercicio del Derecho de rebelión al que aludió Hobbes? Veamos.
Desde un extremo reaccionario se dirá que hay que llevar a cabo una rebelión de tinte violentó, barrer con todos los políticos y hacer justicia por mano propia. En este punto suscribo al dicho que dice “la violencia engendra más violencia” y esto es precisamente lo que se intenta evitar. Además, dado el alto nivel de corrupción política en que vivimos ¿quien puede asegurar que los que vengan serán mejores a los que se van ó, peor aún, que efectivamente se condenará al culpable y no al inocente como ocurre frecuentemente? Sin dudas no es el camino correcto. Desde una visión opuesta, un niño soñador argumentará que, como vivimos en democracia, el gran cambio debe ser llevado a cabo en las urnas. Suscribo completamente. Pero sucede que en nuestra provincia y peor aún, en La Matanza, hace tiempo que las elecciones dejaron de ser un fiel reflejo de la libre elección de un pueblo cívicamente autónomo. Lamentablemente, salvo que ocurra un milagro, estamos condenados a muchos años de decisiones mediocres, con sus penosas consecuencias. Por consiguiente, dicha respuesta es formalmente correcta pero impracticable, al menos, en el mediano plazo. ¿Cuál es, entonces, el camino que nos queda a los habitantes de Laferrere? Una posibilidad es lo que podríamos denominar “rebelión civilizada”. Consistiría en la enérgica unión de los vecinos que, sin quebrantar las normas establecidas, den muestra de su cohesión y firme decisión contra el delito que nos amenaza. Esta acción tendrá dos efectos inmediatos. Por un lado enviará un claro mensaje al “mundo delincuente” de que el “mundo civilizado” está decidido a vivir en paz, pero que además no se quedará de brazos cruzados mientras matan a sus hijos. Por el otro, obligará a nuestra dirigencia a poner el foco en nuestra localidad y tomar medidas inmediatas que permitan, cuanto menos, mejorar nuestro estatus histórico de “últimos orejones del tarro” en lo referido a la distribución de recursos policiales o de otra índole (únicamente en el plano electoral somos considerados en primera instancia.). Junín puede dar muestra de esto. Bastó que los comerciantes cerraran unas horas sus comercios y se produjeran algunas movilizaciones para sacudir todo el poder provincial y lograr obtener recursos imprescindibles para afrontar la problemática de seguridad. Claro que Laferrere dista mucho de ser un ejemplo en este sentido, entre otras cosas, debido a que gran parte de nuestra dirigencia vecinal no comprende o no quiere comprender los tiempos en que vivimos y el rol que deberían desenvolver como guías del accionar ciudadano. No obstante, no debemos perder las esperanzas y esperar el tiempo en que, aunque acorralados, optemos por alzar respetuosamente la voz. Sin dudas, ese día cambiará la historia de nuestra ciudad y nos permitirá comenzar a disfrutarla en plenitud y paz. "

2 comentarios:

  1. Estimado Sr. Alvarez,

    Muy buena la nota. Por otro lado, conoce a alquien del grupo de vecinos que este levantando firmas?. Se lo pregunto para poder participar de esta iniciativa.

    Saludos, Roberto Encina

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  2. Mariano, es una gran verdad lo que decis. Te felicito.

    Susana Castillo

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