miércoles, 29 de diciembre de 2010

Feliz año, amigos

Termina el año 2010. Buen momento para hacer un balance reflexivo, tomarnos un momento para pensar y reflexionar sobre aquellas cosas que hicimos bien y aquellas que no. Por un instante, podemos intentar analizar objetivamente nuestros aciertos y nuestros errores. En el caso de los aciertos, para seguir mejorando y logrando muchos más. En el caso de los errores, para intentar corregirlos y comprometernos a no volver a repetirlos. El objetivo siempre es uno: Ser felices sin hacer infeliz a nadie. ¿Se podrá? Hay que intentarlo. Kantianamente diría que la voluntad de hacerlo es lo importante. Lo demás, ya no depende tanto de nosotros.

También es buen momento para pedir por quienes más sufren o están postergados. Que encuentren soluciones para su vida y puedan encaminarla. Creo que un gran salto de calidad (humana) en nuestras vidas resulta cuando nos reconocemos más preocupados y comprometidos por lo que sucede a nuestro alrededor. Ningún gran árbol crece y se desarrolla solo. Si tenemos la dicha de crecer, hagámoslo juntos a quienes nos rodean y ayudemos a construir un gran jardín.

Por último les cuento que en lo personal fue un gran año, fundamentalmente porque conocí y me vinculé con nuevos amigos. Estaban en La Matanza, más precisamente en Laferrere, “a la vuelta de la esquina” y por esas cosas de la vida nos encontramos y empezamos a recorrer uno camino juntos. Personas muy valiosas, muy dignas, muy honestas, muy valientes, con los que compartimos los mismos sueños y objetivos: Una Matanza y un país distintos, que cuenten con mayores niveles de justicia, prosperidad, transparencia, felicidad y unidad. Libres, prósperos y en paz.

Deseo profundamente que el año próximo puedan comenzar a hacerse realidad estas palabras.

Feliz año, amigos.

jueves, 23 de diciembre de 2010

La Navidad, un regalo que no hace distinciones


La foto la saqué a principios de esta semana, cuando pasaba por debajo de uno de los puentes de la autopista 25 de Mayo en la Capital Federal. Lo que parece ser una montaña de cosas apiladas, resultar ser, sencillamente, la casita donde viven al menos 5 niños menores de 10 años y dos adultos mayores. Admito que la cámara de mi celular no resulta ser muy buena, sin embargo, puede distinguirse en la foto un hermoso árbol de navidad. El mismo, prolijamente armado y lleno de adornos, tenía en su base 4 o 5 ositos que seguramente corresponderían a cada uno de los niñitos que pude distinguir a mi paso. Estaban “en patas”, sucios, desarreglados, flaquitos, pero aún así, mantenían en su cara esa sonrisa típica de esos años de inocencia absoluta.

Mientras caminaba, intentaba reflexionar sobre lo que veía. Pensaba muchas cosas, pero fundamentalmente me encontraba atraído por ese contrasté que significaba el bello y cuidado árbol de navidad y el patético e inaceptable espectáculo de pobreza que se levantaba alrededor. Al mismo tiempo y en un mismo espacio, veía representada la esperanza y la desesperanza juntas. Pensé que esos chiquitos tendrán su vida condicionada, muchísimo más que otros, que por azar, han nacido en hogares con mejores posibilidades. Pensé, entonces, en que muchas veces la vida se presenta injusta. Intenté, también, encontrarle sentido a ese arbolito de navidad, tan reluciente y lleno de esperanzas como cualquier otro. ¿Qué hizo que esa familia, sin "nada", tenga "todo" en ese árbol de Navidad?

La respuesta que encontré pasa por aceptar que hay dos navidades. Una, la artificial, la superficial, la insustancial, donde solo estamos preocupados en que comprar y en que regalar al otro. En ese tipo de Navidad, al llegar la medianoche, esos niños, al igual que muchos otros, no participarán. Para ellos, sencillamente, no existirá. En el otro tipo, en cambio, participarán plenamente. Me refiero a la verdadera Navidad, la profunda, la espiritual, aquella que da verdadero sentido a esa noche, donde Dios, hecho hombre, se nos regala a todos por igual. Es un regalo distinto, de otra dimensión, que llena todos los arbolitos, que no puede compararse con nada material, que no hace diferencias y solo busca corazones bien dispuestos. Corazones como el de esos chicos, que al menos por un segundo, a la medianoche, serán igual de felices que el resto de los niños.

Cuando ya me alejaba de la escena, mi lado racional se preguntó ¿No será solo una cuestión de FE? Mi respuesta racional fue: puede ser. De todas formas, poco importa. En definitiva ¿Cuántas cosas importantes en nuestras vidas son cuestiones de FE?

¡Feliz Navidad! ¡Si pueden, regalen mucho, pero al mismo tiempo, abran sus corazones!

viernes, 17 de diciembre de 2010

Matanceros: No debemos resignarnos.

Desde hace muchos años, los matanceros de bien parecen resignados. Recurrentemente, años tras años, y en diversos aspectos de nuestra vida en sociedad, nos hemos ido acostumbrando a una calidad de vida degradada. De la esperanza y pujanza de aquellos primeros pobladores que añoraban y hacían posible el progreso de las distintas ciudades del distrito, hemos pasado a un estado de involución total, donde el “sálvese quien pueda” pareciera ser la regla que nos rige.


Sin ir más lejos, los principales indicadores sociales están en rojo. Rojísimo, a decir verdad. Salud, Educación, Seguridad y Vivienda, alcanzan hoy en La Matanza niveles vergonzantes e inaceptables. Los ejemplos son infinitos, pero hay uno emblemático: en Gregorio de Laferrere han vaciado irresponsablemente el histórico hospital Materno Infantil Teresa Germani. Como resultado, miles y miles de madres, con sus niños a cuestas, han quedado a “la buena de Dios”. Con entrañable paciencia, siguen esperando que se construya el nuevo hospital prometido para este año en pomposo acto oficial y del que todavía no han levantado una sola columna. Mientras tanto, algunos, alegremente, repiten: ¡Matanza avanza! ¿Avanza?

Podríamos empezar por preguntarnos: ¿Qué nos paso? ¿Qué nos paso para bajar tanto nuestras expectativas y conformarnos con un “poco de cemento”? Algunos ciudadanos, bien intencionados, hablan de los niveles de obra pública y de las calles que se asfaltan. Eso solo, para ellos, vale el voto y la ciega entrega al “modelo”. Sin embargo, no alcanzan a ver que mientras se levantan algunos “edificios de cemento”, se vacían, al mismo tiempo, los “edificios institucionales, culturales y educacionales” de los matanceros. Esta es la clave para entender nuestra involución social, ya que el verdadero progreso de una población pasa por afianzar y desarrollar estos últimos edificios y no tanto el primero. ¿Pruebas? Basta con asomarse y ver que hay detrás de tanto cemento.


¿Quiénes son los responsables de esta degradación social? En términos generales, podríamos decir que todos somos responsables. Lo somos por depositar nuestra confianza en un sistema de poder que fracasa sistemáticamente desde hace más de 27 años y que seguirá haciéndolo, si insistimos en él. Desde luego, por otro lado, están los ejecutores y máximos responsables de esta situación. Son aquellos dirigentes y punteros que, inescrupulosamente, han montado un sistema clientelístico de poder, un sistema basado en la mentira y la corrupción, capaz de someter y condicionar el futuro de cientos de miles de individuos a lo largo de incontables generaciones.

Finaliza 2010, tiempo de balance y de mirar para adelante. ¿Podemos ser optimistas? Desde luego que sí. No nos resignemos, no les demos el gusto. Solo depende de nosotros y del camino que elijamos. Veamos el caso de la cooperativa “La Juanita”, enclavada en una zona muy pobre de Laferrere. En lo peor de 2001, sus integrantes, carentes de todo bienestar material, resistieron el embate de un Estado que no les preguntó que sabían hacer, sino cuánto valían sus votos. Con una dignidad a prueba de balas, no se resignaron a ser objetos y les dijeron un firme y categórico NO a los plantes clientelares. Hoy, progresan en libertad, apostando al trabajo, a la educación, a crecer con el otro. Exportan guardapolvos, acaban de vender 10 mil pan dulces y están por construir una escuela primaría. Son una luz al final del túnel. Ellos demostraron que se puede. Tomemos su ejemplo y contagiémoslo a todos los rincones de La Matanza.

sábado, 11 de diciembre de 2010

El Estado “lavamani”

Con los hechos ocurridos en estos días en el parque Indoamericano, donde cientos de seres humanos, entre los que se encontraban muchos niños, se enfrentaron a palos y a tiros para disputarse un territorio público, los argentinos hemos realizado una nueva y original contribución a la Ciencia Política moderna. Dicha contribución consiste en sumar una nueva categoría a las ya existentes para referirnos a las atribuciones y roles que constituyen un Estado y que por ende terminan por definirlo. El hallazgo, por el que Cristina y Mauricio quizás reciban el premio Nobel, se denomina: Estado “lavamani”. La característica diferencial de este tipo de Estado es que a pesar de que sus responsables disfrutan de todas las ventajas que otorga su investidura (vastos honores y otras cuestiones de índole pecuniaria) termina por no hacerse cargo de situaciones conflictivas que inevitablemente suponen su intervención y para las cuales está preparado y destina cuantiosos recursos económicos. A diferencia del Estado ausente, el Estado “lavamani” goza de la posibilidad operativa y civilizada para resolver situaciones dramáticas como las vividas en estos días, y evitar, por ejemplo, la pérdida de vidas humanas. Sin embargo, al igual que Pilatos, termina por “lavarse las manos”, traicionando a su pueblo a la vez que utiliza la mentira y el engaño para justificar su no intervención.

El resultado final es que este tipo de Estado termina siendo sumamente perjudicial para la ciudadanía bienintencionada, ya que no solo debe mantener con el producto de su esfuerzo a un conjunto de funcionarios improductivos, sino que también, dicha improductividad termina por afectar los ansiados deseos compartidos de progresar y convivir en paz con el resto de sus hermanos.

jueves, 2 de diciembre de 2010

¡Vivan las TICs!


En estos días, el mundo y particularmente la Argentina, se vieron conmocionados por revelaciones que salieron a la luz al publicarse conversaciones o información “secreta” cuyo medio de transmisión fueron las TICs (tecnologías de la información y comunicación modernas). Por un lado, se conocieron las opiniones subjetivas de los embajadores de la principal potencia del mundo en relación a los diferentes líderes y gobernantes del resto de los Estados nacionales. Paralelamente, en nuestro país, salieron a la luz miles y miles de mails que han puesto en evidencia irrefutable la inmensa red de corrupción montada por el gobierno “progresista y revolucionario K”, cuyo principal protagonista, pero no el único, es Ricardo Jaime, conocido también como la nueva María Julia del gobierno o, más jocosamente, como “Aloe Vera”, ya que cada día que pasa se le descubre una propiedad nueva.

Gracias a lo sucedido, los funcionarios de Estado, que no son más que meros representantes de la ciudadanía y por lo tanto, tienen la obligación de manejar los asuntos de Estado con la mayor transparencia posible frente a la sociedad que los eligió, han visto en las TICs un nuevo enemigo para los acuerdos y manejos entre las sombras.

Sin embargo, lo interesante de todo esto, es que a pesar del peligro que acarrea para los gobernantes o dirigentes poco honestos o autoritarios saberse más controlados, necesitan de las TICs para sobrevivir y no caerse del mapa. En un mundo globalizado, donde los segundos cuentan y la multiplicidad de oportunidades no reconoce limites ni fronteras, el uso de las nuevas tecnologías resulta ser fundamental e indispensable para hacer frente competitivamente a las diversas exigencias que puedan presentarse.

Mientras tantos, los ciudadanos del mundo, aquellos que asumen su rol y condición de Soberano y por lo tanto, no renuncian a su derecho indelegable a conocer y discernir democráticamente sobre todo lo que sucede en la faz pública de la que forman parte, celebran y rinden pleitesía a estos vientos de transparencia que vienen de la mano visible de las nuevas tecnologías de la información.

martes, 23 de noviembre de 2010

Las dos razones posibles para explicar el índice de pobreza oficial: Mentira o Involución social.

Antes que nada, vale una aclaración: Los datos utilizados en este artículo son oficiales, sacados de la página del INDEC: http://www.indec.gov.ar/nuevaweb/cuadros/74/pob_tot_1sem10.pdf


Para el gobierno y sus estadísticas, un grupo familiar constituido por dos adultos y dos niños menores, deja de ser pobre si su ingreso mensual total supera los $ 1232. Con esta base, es que el gobierno anunció pomposamente a los argentinos que la pobreza en nuestro país, en el primer semestre del año, se redujo al 12 % de la población. Sin embargo, a poco de analizar la cifra oficial, podemos llegar a una realidad muy diferente a la que se empeñan en “vendernos” desde el gobierno central. Sucede que si dividimos ese ingreso por 30 días y luego lo volvemos a dividir por 4, nos da que cada una de las personas que integran el grupo familiar disponen de… ¡$ 10,26! para vivir por día. Es decir, para el gobierno, quien cuenta con un “belgrano” y una moneditas diarias, deja de ser pobre y asciende a la categoría social siguiente, es decir, comienza a pertenecer a la clase media argentina y por ende, no cuenta para el porcentaje oficial de pobres.


Hasta no hace mucho tiempo, la clase media argentina se caracterizaba por ser una población pujante, que accedía a servicios básicos de calidad como transporte, educación, salud. Gozaba, entre otras cosas, de vacaciones, trabajo digno, vestimenta adecuada y alimentos variados, entre los que se contaba frecuentemente el inigualable asado argentino. ¿Hace falta aclarar que con 10,26 pesos por día, salvo que se haga magia, es imposible acceder siquiera a una ínfima parte de lo expuesto? Entonces, ¿Qué motivos llevan al gobierno a “dibujar” alevosamente la cifra de pobres en argentina?


Por dar respuesta a este último interrogante, podemos plantear dos conclusiones más que razonables, ya que descartamos que en el actual INDEC, manejen las operaciones aritméticas básicas para sumar, restar, multiplicar y dividir.


La primera y más intuitiva es, sencillamente, aceptar que estamos frente a otra cifra mentirosa del gobierno. Lo mismo que ocurre con la inflación, pasa con el índice de pobreza y muchos otros tantos indicadores sociales. El gobierno, que subestima a la ciudadanía, está convencido de los réditos electorales que puede obtener utilizando aquella técnica inaugurada por el ministro de propaganda Nazi, Paul Joseph Goebbel, la cual suele simplificarse así: “Una mentira mil veces repetida....se transforma en verdad”


La otra conclusión, igual o más alarmante aún, es que los argentinos hayamos involucionado lo suficiente para disminuir dramáticamente nuestras pretensiones de ascenso social. Normalmente, resulta útil comparar nuestro nivel socioeconómico con los de otras sociedades, para poder tener alguna referencia sobre la cual acordar que cosa es para nosotros la clase social alta, media, pobre o indigente. Históricamente, y no sin razón, los argentinos nos comparábamos con las más pujantes potencias de Europa. Niveles de vida y ascenso social como los de Francia, España e Italia, entre otras naciones, eran nuestros objetivos a alcanzar. Actualmente, por lo visto, hemos claudicado en esa justa pretensión, ya que compararnos con el nivel y calidad de vida de dichos países resulta insostenible a la luz de las cifras que brinda el INDEC. Nuestro nivel socioeconómico, donde gran parte de nuestra clase media apenas puede alimentarse dignamente (y ni que hablar de lo pobres o indigentes), nos iguala con parámetros propios de aquellas naciones sufridas y subdesarroladas del globo.


Sin embargo, hay una gran diferencia que no debe escapar a nuestro análisis y autocritica: en nuestro caso, la principal responsabilidad por nuestro deterioro e involución social es nuestra sistemática opción por el populismo y la división entre hermanos, en lugar de apostar a la concordia social y al respeto irrestricto de nuestra Constitución Nacional. No debemos ir muy lejos para encontrar ejemplos de las bondades de este último camino. Basta con mirar el desarrollo (no solo crecimiento económico) de las hoy pujantes naciones hermanas: Chile, Brasil o Uruguay.


Todavía estamos a tiempo, solo nos falta abrir los ojos y no claudicar.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Gracias Dra. Carrio. Firma: La República Argentina

La diputada “Lilita” Carrio, líder de la Coalición Cívica, dijo una gran verdad en la última sesión de diputados nacionales: “En la Argentina se compran voluntades a cambio del apoyo a ciertas leyes”. Esta inadmisible y lesiva práctica político-delictiva que atenta contra los pilares de la República, resulta ser una verdad desde hace muchos años y, hay que reconocerlo, excede al actual gobierno. Nuestra degradación institucional ya había sido insinuada hace mucho por el hoy admirado presidente brasileño Lula Da Silva, cuando dijo que su país no era una republiqueta, en obvia alusión comparativa con nuestro país.

Lo verdaderamente grave del tema es que los argentinos nos hayamos acostumbramos a este tipo de prácticas espurias y aceptemos mansamente la degradación republicana que esto significa. La teoría del “roban pero hacen”, caló hondo en nuestra sociedad. Esa forma de encarar la política, típica del peronismo en acción, con la que se sienten cómodos muchos ciudadanos y partidos políticos, entre ellos el radicalismo, es la principal responsable de que un país rico como el nuestro pertenezca al grupo de países subdesarrollados.

Lilita Carrio carga con la cruz de aquellos ciudadanos que se sienten llamados a defender la república en un país de autoritarios caudillos y de habitantes prestos a las soluciones mágicas, donde la imposición y la “viveza criolla” es valorada y otorga más réditos y beneficios que el apego a las normas, al trabajo y la búsqueda de consenso y construcción democrática. Por este motivo, es que la mayoría de la población se identifica y siente cómoda escuchando y votando a los “Anibal Fernandez” en lugar de optar por los “Carrio”. Ocurre que enfrentarse a la verdad nunca es fácil, porque la verdad no puede moldearse. Requiere de nosotros la obligación de aceptarla y actuar responsablemente frente a ella. En cambio, la mentira, es mucho más dócil y efectiva para acomodarse a nuestros deseos y nos permite evadirnos, aunque sea momentáneamente, de nuestra responsabilidad. Desde luego, más temprano que tarde, se sienten y deben pagarse gravosamente las consecuencias de dicha actitud, pero mientras tanto sirve para “zafar”. En ese sentido es que aún somos una democracia adolescente, de habitantes y no de ciudadanos, lejos de la adultez que han alcanzado países hermanos como Chile, Brasil o Uruguay. Seguimos optando, tosca e irresponsablemente, por el placer momentáneo que nos da la droga populista.

Un claro ejemplo de esto es que solamente en un país drogado por el populismo que hizo opción por la mentira y no por la verdad, se tolere mansamente a un organismo estatal como el INDEC que nos dice que la inflación del año es del 8%, cuando yendo a cualquier almacén de la esquina comprobamos lo absurdo y mentiroso de la cifra. “Mentime que me gusta”, parecería ser una buena síntesis del argentino medio. Nuestros representantes, a quienes les pagamos el sueldo y varios años de holgada vida, nos mienten en la cara, lo sabemos y podemos comprobarlo en un minuto, sin embargo, todo sigue igual, fundamentalmente dentro de nosotros. Por eso, al próximo turno electoral, votaremos a quien mejor nos miente y no a quien tiene los mejores pergaminos en lo que se refiere a prácticas políticas republicanas.

No podemos saber si la Dra. Carrio podrá ser algún día un buen gobernante. Sin embargo, la pelea que encabeza es de vital importancia para el progreso de nuestra nación. Es una pelea dura, de largo aliento, no apta para espíritus sumisos o “borocoteados”. Ella debe soportar todo tipo de agravios y descalificaciones, solo por decir la verdad. La tildan de “loca” por defender la república, en un país donde lo normal es acomodar la Constitución Nacional a los intereses o conveniencias ocasionales del gobernante de turno. La tildan de inexperta en las artes de gobernar, como si los que han gobernado en los últimos 80 años pudieran exhibir buenos resultados de gestión, en un país rico, con el 30% de pobres. Pero la lucha más dura, la más compleja que se le presenta, es lograr vencer esa resistencia cultural que embarga a la población argentina que cree y apuesta sistemáticamente a la mentira en lugar de la verdad, a los caudillos en lugar de la Constitución Nacional, a las soluciones mágicas en lugar del esfuerzo y el trabajo.

Por último, un ejercicio mental: ¿Cómo sería el Congreso de la Nación sin la Dra. Carrio y muchos otros que no “transan”? ¿Cómo hubiera sido la sesión de esta semana sin sus verdades y valentía? Sencillamente se hubiera votado un presupuesto infame, varios “patriotas” (diputados y gobernadores) hubieran cobrado su renta por los servicios prestados y la república hubiese retrocedido un paso más, alejando a nuestro país del camino de progreso que han emprendido y alcanzado las repúblicas más avanzadas del planeta.

Es por este hecho, poco común en medio de nuestra decadencia moral, que hoy la República Argentina puede decir, orgullosa y esperanzada: Gracias Diputada Elisa Carrio

jueves, 11 de noviembre de 2010

Recuperar la felicidad del niño que fuimos

Salvo alguna experiencia altamente traumática, generalmente solemos recordar nuestra niñez como una etapa de extrema felicidad. Sin embargo, a medida que vamos “madurando” nos alejamos de ese estado de bienestar y nos convertirnos en seres no tan felices, e incluso, en muchos casos, más infelices que felices. Pero, ¿cuáles son las razones para que nos pase esto?

Sin duda somos la misma persona, nuestra esencia, nuestra humanidad, es la misma. También, estamos insertos en un mundo donde las cosas, más o menos, se mantienen igual a la de aquellos años felices. Comemos, reímos, lloramos, dormimos, jugamos, bailamos, peleamos, despedimos a seres queridos, recibimos a otros nuevos, etc. Pero entonces, ¿Qué cambio? Alguien podrá decirme: “bueno, los chicos no tienen problemas”. Pero eso no es cierto. Los chicos también tienen sus problemas: se enferman, se pelean, pasan frio, hambre, ganan, pierden, tienen objetivos (aunque sea un juguete), se frustran, se lastiman, etc. Por otro lado, tampoco resulta válida la afirmación y generalización de que los problemas de los adultos son más graves que los de los chicos. Todos son problemas y la gravedad de los mismos resulta ser una apreciación subjetiva del individuo que se enfrenta al mismo. Es por eso que frente a un mismo problema, podemos encontrarnos con personas que ni se inmutan y otras que se suicidan. La clave está en la forma de encararlos y es en ese plano en donde los chicos son nuestros maestros. Precisamente, unos de los rasgos que vamos perdiendo a medida que “crecemos” es esa seguridad típica de los niños frente a los problemas o dificultades. Ellos son seguros, transparentes, no se reprimen, tienen sus propias reglas. Si tienen ganas de reírse, ríen, si tienen ganas de llorar, lloran, si les gusta algo, lo piden, si no les gusta, lo rechazan y así sucesivamente. No están pensando y calculando constantemente si queda bien o queda mal, o si está bien o está mal. Sencillamente lo hacen y así son felices, ya que ni siquiera el llanto en ellos puede tomarse como señal de tristeza, sino más bien como una manera diferente de expresar sus sentimientos. Creo que Nietzsche, en cierta forma, apuntaba en ese sentido. El veía en los niños a ese “superhombre” al que debían evolucionar los individuos adultos: seguros de sí mismos, con su propia moral, sus propios principios. Es cierto que nos resulta dificultoso concebir una adultez sin el menor apego a ciertas normas de conducta y ajena a toda responsabilidad. Pero no estamos hablando de eso. Como adultos, al igual que los chicos, elegimos libremente nuestro camino en la vida, el cual, sin dudas, estará plagado de dificultades y desafíos. Sin embargo, es nuestra actitud frente a estas cuestiones lo que nos separa de una vida feliz de otra que no lo es tanto. En lugar de de amedrentarnos o avergonzarnos frente a los problemas, recuperemos al chico que tenemos dentro y enfrentémoslos con la misma seguridad con que lo hacíamos en nuestra infancia.

La vida es una sola, y muy corta, y aún cuando muchos de nosotros tengamos la firme esperanza de que continuara más allá de la muerte, eso no quita, de ninguna manera, que nuestro paso por la vida terrenal lo vivamos en total plenitud, como cuando éramos chicos.

jueves, 4 de noviembre de 2010

¿A quién votar?

Discutiendo sobre política y las probables alternativas electorales para el próximo año, uno de los participantes más jóvenes me miró fijo y un poco desorientado y otro tanto preocupado me preguntó: ¿A quién voto, Mariano?

Claro, frente a esa pregunta que seguramente inquieta a mucha gente, podría haber optado por decirle “vota a fulanito/a que sin dudas es la mejor opción”. Sin embargo, esa respuesta no me hubiese dejado del todo conforme ya que dicha sentencia representaría la mejor opción para mí, lo que de ninguna manera implicaría, a priori, que sea la mejor para él. Más aún, hubiese significado inducirlo a votar por mi preferencia, desconociendo su condición de ciudadano y ser racional, capaz de ejercitar sus responsabilidades y poder llegar a sus propias conclusiones. Por lo tanto, mi respuesta debía limitarse a una sana orientación, un sano consejo que lo ayude a tomar la mejor decisión.

En la búsqueda de ese principio o regla práctica, fue cuando vino en mi auxilio la ayuda de Kant, quien hace ya un tiempo propuso un mandamiento autónomo y autosuficiente, no dependiente de ninguna religión ni ideología , capaz de regir el comportamiento humano en todas sus manifestaciones. Lo llamó imperativo categórico y lo formuló así: "Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal." Entonces, por ejemplo, frente a la pregunta ¿Mentir está bien? diríamos claramente que no, ya que si todos mintiéramos el mundo sería inviable. Aplicando este imperativo, podríamos, a través de nuestra razón, distinguir claramente que normas de conductas son aceptables y cuáles no.

Solo faltaba, entonces, bajar ese imperativo al plano de la elección de representantes de gobierno. Para esto, debía tener en cuenta sus particularidades, aceptando, como propone Weber, de que para los hombres de Estado existe una ética de la responsabilidad y otra de las convicciones. Fue entonces cuando le trasmití a mi interlocutor el siguiente principio o regla práctica para la elección de candidatos: "Elige entre los diferentes postulantes, como si sus comportamientos y acciones más cuestionables fueran dirigidas en contra de tu propia persona". Veamos cómo funciona: ¿Elegirías a alguien que bloquea violentamente empresas? No, ya que si fuera tu empresa, no te gustaría. ¿Elegirías a un gobernante con antecedentes de robo? Desde luego que no, ya que no te gustaría que te roben. ¿Elegirías a un gobernante autoritario? Obvio que no, ya que no te gustaría perder tu libertad. ¿Elegirías a un gobernante racista? Tampoco, porque no te gustaría que te discriminen.

Queda claro que esta regla no resuelve todos los problemas. Pero al menos, nos da una pauta para la elección y estoy seguro que si hacemos el ejercicio de incorporarla a nuestro proceso de selección y comenzamos a aplicarla, elevaríamos la aptitud y atributos de nuestros representantes con las consiguientes mejoras en la administración de los destinos nacionales.

martes, 26 de octubre de 2010

Cénsate a vos mismo!

En cualquier país del mundo donde el gobierno no tenga como principal actividad falsificar estadísticas, el censo resulta ser una herramienta fundamental al servicio del Estado, ya que permite obtener un conocimiento científico sobre la realidad en la que se propondrá incidir a través de sus políticas públicas. Si el censo se realizará correctamente y el gobierno asumiera la realidad de los datos aportados, podría calibrar su actividad de tal manera de aumentar la efectividad y eficiencia de su gestión, lo que se traduciría en un mejor uso de los recursos públicos aportados por el esfuerzo de sus ciudadanos, teniendo como contrapartida un mejor nivel y calidad de vida para todos.

Hasta aquí la teoría. Ahora pasemos a la realidad Argentina.

Esta realidad nos dice que qué más allá del trabajo de campo realizado por miles de laboriosos censistas, el resultado del censo será digitado para que los mismos resulten ser beneficiosos desde el punto de vista político para la mitómana pareja gobernante. Al igual que la inflación, la pobreza y demás índices dibujados, nadie en su sano juicio creerá que si los datos del censo resultarán ser adversos en el sentido indicado, veremos por cadena nacional a nuestra presidenta asumiendo las falencias de su gestión, aceptando al mismo tiempo que su gobierno y el de su marido no son los mejores de la historia (como humildemente suele decir) e inmediatamente poniendo manos a la obra para rectificar el rumbo y encausar los destinos de nuestro país para llegar a 2011 en mejores condiciones que las actuales. Ciencia ficción.

No obstante y más allá de esto, considero que nuestro deber de ciudadanos es participar. Y no solo eso, sino que también podemos aprovechar la circunstancia y sacar las cuestiones positivas inherentes a la actividad cívica que se llevará adelante. Se me ocurre entonces, que cuando estemos frente al censista no pensemos en el gobierno, ya que como vimos, no tiene sentido, al menos hasta después de 2011. Pensemos, entonces, en nosotros mismos. Aprovechemos esos minutos en los que el censista avanza con el cuestionario pregunta por pregunta y analicemos si estamos conformes con esa realidad que por medio de la encuesta se nos va representando en nuestras mentes. Luego, en el caso de encontrar algunos puntos que nos “hagan ruido” y una vez que el censista emprenda su camino hacia otro hogar, reflexionemos profundamente por el término de algunos minutos y tratemos de establecer las causas por las cuales no estamos conformes. Tratemos de determinar con la máxima autocritica posible que cosas hacemos y que cosas no para cambiar esa realidad que no nos gusta. Luego, asumidas nuestras responsabilidades, tratemos ahora de identificar qué cosas hace el gobierno para fomentar o impedir nuestro desempeño y crecimiento individual. Por último, con las conclusiones en la mano, celebremos el día del censo, ya que más allá de las seguras mentiras del gobierno, resultó ser sumamente productivo ya que nos proporcionó a cada uno de nosotros la información necesaria para optimizar nuestros esfuerzos con el fin de mejorar en aquellas cuestiones que dependen de nosotros, tanto en nuestra vida privada como próximamente en las urnas.

viernes, 22 de octubre de 2010

El amor, única fuerza que no pueden doblegar el odio, el resentimiento y el peor de los dictadores


1984 es una obra de George Orwell, en la cual describe una sociedad en la que el Estado ha triunfado sobre el individuo. Muchos quizás la conozcan, ya que según dicen, el famoso programa Gran Hermano tomó muchas ideas del libro, fundamentalmente aquel aspecto central referido al permanente monitoreo de las personas donde nada escapa al ojo de Gran Hermano. Por cierto, la situación descripta por el autor es muy diferente a la conocida en el programa televisivo, donde había lugar para fiestas, alegrías y diversiones de todo tipo. Contrariamente a esto, describe una sociedad miserable, donde no hay lugar para las individualidades y el ser humano es sometido a tal punto de convertirse simplemente en una máquina al servicio del Estado. Todo, absolutamente todo movimiento y expresión humana es captada y analizada por la “telepantalla” quien a través de distintos ministerios estatales se encargan de “borrar” (peor que matar) a quienes muestren signos de rebeldía o se animen a cuestionar mínimamente las ordenes del Partido.

A pesar de ser una novela, es un relato maravilloso para comprender el mundo al que llegaríamos si se apagaría en nosotros la llama de la libertad individual y dejáramos actuar libremente a cualquier inescrupuloso autoritario que se haga cargo del inmenso poder que puede obtenerse a través del Estado. Es que precisamente el autoritario es un enfermo que potencia su enfermedad ilimitadamente si dispone de un poder extraordinario, buscando demoler las instituciones y las individualidades que ponen freno a su desenfreno. Ese es su objetivo, y puede lograrlo si no existe una firme resistencia civil. A pesar de que puedo tomar ejemplo locales, se me ocurre mencionar a Corea del Norte como el caso más descriptivo y próximo al hipotético mundo descripto por Orwell.

Sin embargo, más allá del rico relato en el plano sociopolítico, lo que me interesa resaltar y compartir con ustedes es la historia de amor que protagonizan Winston y Julia en una sociedad donde, a excepción del odio y el resentimiento que son funcionales al partido, no pueden manifestarse sentimientos. Entre ellos, el más noble, el amor entre dos personas está severamente prohibido y solo se permiten uniones sexuales con el único fin de procrear y dar hijos al Estado. Es la historia de dos individuos que se revelan y resisten al inmenso poder de Gran Hermano, sabiendo que ponen en riesgo su vida, pero también sabiendo que en ese estado de cosas la vida humana no tiene valor y deja de tener sentido vivirla.

Elegí el siguiente fragmento de la obra, que llego a conmoverme y espero que a ustedes les pase algo parecido.

El siguiente diálogo se da en una oficina de un ministerio público, al que llegan Julia y Winston para entrevistarse con un alto funcionario del partido, O´Brien, al que lograron contactar y que al mismo tiempo forma parte de una organización secreta que resiste en la clandestinidad al partido. Como es un alto funcionario, puede apagar la telepantalla por unos minutos para hablar libremente. La intensión de Julia y Winston es unirse a la resistencia. Dice así:

- Y la conspiración…, la organización, ¿es autentica? ¿no es solo un invento de la Policía del Pensamiento? (Pregunta Winston a O´Brien)
- No, es una realidad. La llamamos la Hermandad. Nunca se sabe de la Hermandad, sino que existe y que uno pertenece a ella. Enseguida volveré a hablarte de ello. –Miró el reloj de pulsera-. Ni siquiera los miembros del Partido Interior deben mantener cerrada la telepantalla más de media hora. No debíais de haber venido juntos; tendréis que marcharos por separado. Tú camarada –le dijo a Julia-, te marcharas primero. Disponemos de unos veinte minutos. Comprenderéis que debo empezar por haceros algunas preguntas. En términos generarles, ¿Qué estáis dispuestos a hacer?

- Todo aquello de que seamos capaces – dijo Winston

O´Brien había ladeado un poco su silla hacia Winston de manera que casi le volvía la espalda a Julia, dando por cierto que Winston podía hablar a la vez por si y por ella. Empezó pestañeando un momento y luego inició sus preguntas con voz baja e inexpresiva, como si se tratara de una rutina, una especie de catecismo, la mayoría de cuyas respuestas le fueran ya conocidas.

- ¿Estáis dispuestos a cometer asesinatos?
- Sí.
- ¿Estáis dispuestos a dar vuestras vidas?
- Sí.
- ¿A cometer actos de sabotaje que pueden causar la muerte de centenares de personas inocentes?
- Sí.
- ¿A vender a vuestro país a las potencias extranjeras?
- Sí.
- ¿Estáis dispuestos a hacer trampas, a falsificar, a hacer chantaje, a corromper niños, a distribuir drogas, a fomentar la prostitución, a extender enfermedades venéreas…a hacer todo lo que pueda causar desmoralización y debilitar el poder del Partido?
- Sí.
- Si, por ejemplo, sirviera de algún modo a nuestros intereses arrojar ácido sulfúrico a la cara de un niño, ¿estarías dispuestos a hacerlo?
- Sí.
- ¿Estáis dispuestos a perder vuestra identidad y a vivir el resto de vuestras vidas como camareros, cargadores de puertos, etc?
- Sí.
- ¿Estáis dispuestos a suicidaros si os lo ordenamos y en el momento que lo ordenásemos?
- Sí.
- ¿Estáis dispuestos, los dos, a separaros y no volveros a ver nunca?
- No. –Interrumpió Julia.

A Winston le pareció que había pasado muchísimo tiempo ante de contestar. Durante algunos momentos creyó haber perdido el habla. Se le movía la lengua sin emitir sonidos, formando las primeras sílabas de una palabra y luego de otra. Hasta que lo dijo, no sabía que palabra iba a decir:
-No. –dijo por fin.

-Hacéis bien en decírmelo –repuso O´Brien-. Es necesario que lo conozcamos todo.

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Quién produjo el milagro de los mineros Chilenos?

Antes que nada: ¿Fue un milagro?

Pareciera haber consenso de que estamos frente a un milagro. Pero afirmar que fue un milagro es afirmar que Dios existe. Caso contario, seria suerte o cualquier otra cosa, menos un milagro. Por mi parte, no tengo problema en afirmar que fue un milagro. Creo en Dios, tengo FE en que existe y como si fuera poco, dudo, fundadamente, de la infalibilidad de una parte de la ciencia que pretende afirmar lo contrario (aunque no desmerezco sus logros y sus avances). Sin embargo, muchos de los que claramente e instintivamente afirman estar frente a un milagro, cuando la razón les gana un poco de espacio en sus corazones, comienzan a dudar acerca de la existencia de Dios y por ende, del milagro. Entonces, ¿con que nos quedamos: con los dictados de nuestro sentimiento primario, natural, intuitivo o con aquellos que nos dicta nuestra fría razón?

Hay una frase que se atribuye al gran Einstein y dice algo así: "Existen dos maneras de vivir: Puedes vivir como si nada es un milagro, o puedes vivir como si todo es un milagro."

jueves, 7 de octubre de 2010

Tienen el alma limada

Durante toda esta semana, la presidenta se dedico a escribir mensajitos por twitter. El tono y contenido de los mismos eran propios de un puntero político de bajo vuelo, más que el de una jefa de Estado que tiene la obligación de representarnos a todos, incluso a quienes no coincidimos con ella. Es su obligación representarnos y es nuestra obligación aceptar dicha representación aunque, como es mi caso, no esté de acuerdo con casi nada de lo que hace mi representante, la presidenta (he aquí la paradoja de la representación política). Debemos hacerlo porque suscribimos al sistema político denominado democracia representativa y que, por otro lado, estipula claramente nuestra Constitución Nacional, que dicho sea de paso, para los K es papel picado si no se ajusta a sus intereses de poder y enriquecimiento licito e ilícito.

Sin embargo, dicha representación requiere mínimamente por parte del representante, más aún si ocupa la primera magistratura, de una sensibilidad especial para captar aquellas cuestiones que preocupan a sus representados con el objetivo de ocuparse y buscar las mejores soluciones y cumplir con su obligación y rol de Estadista. Hay cuestiones de menor importancia, otras de mediana y otras fundamentales para los ciudadanos. La inseguridad que crece día a día en nuestro país pertenece a este último grupo. No es un invento de los medios, o una sensación de inseguridad como dijo un profesional de la mentira, Anibal Fernandez. Es una realidad, que puede constatarse viendo el horror sufrido por las 5 familias que esta semana vieron disminuir bruscamente sus integrantes producto de esa sensación que en el caso de ellos se volvió muy concreta. Una aclaración, en este punto coincido con el lenguaraz Anibalito: comparto que los medios tienen falencias en la comunicación. Aseguro que no fueron 5 muertes, fueron más. Quienes vivimos en La Matanza o en zonas postergadas de nuestro país, sabemos a ciencia cierta la cantidad de otras muertes que se suceden día a día producto de la inseguridad y que no llegan a captar la atención de los medios. Piensen lo siguiente: Imagínense que ocurriría, si como pretende este gobierno, los medios fueran todos dependientes del poder central…¡Cristina en el país de la maravillas!: mientras nos matan a todos y las noticias son una maravilla, los gobernantes se entretienen consumiendo el esfuerzo de nuestro trabajo y jugando a la revolución! ¿Les cierra?
Retomando el tema, la presidenta, nuestra representante, desde el calor y confort que le provocan los hoteles 6 estrellas de Alemania, se divierte mandando mensajitos impropios para su investidura, buscando generar confusión, odio y resentimiento en algunos de sus seguidores, sencillamente porque no le gustan los fallos de la Corte Suprema de Justicia que su esposo designó y que favorecen al grupo que hasta el 2008 era socio del gobierno de su marido. ¿Raro no?

No dijo nada de las muertes violentas de ciudadanos argentinos, ni un mensaje de condolencias y apoyo a los familiares. Tampoco dijo nada de implementar alguna política pública para frenar la inseguridad. Silencio de cementerio (al que fueron las victimas). Eso sí, hablo de Magnetto. Pregunto, ¿Qué importa Magnetto? Si es un delincuente, que lo justicia lo condene, a él y a sus socios, incluidos aquellos que le dieron licencias al grupo para ampliar el “monopolio” bajo el gobierno K, que hoy llamativamente cuestionan. Punto.
Ahora, Presidenta, con el debido respeto, hablemos de lo nuestro. Luego de casi 8 años de gobierno cuasi absolutista, es hora de que se ocupe y resuelva el problema de la inseguridad que se descontroló bajo su gobierno. Es su responsabilidad y obligación histórica. Es un tema que nos aflige como sociedad y nos obliga a vivir con miedo y que está destruyendo el tejido social argentino. También, le sugiero, tenga consideración por las víctimas, tiéndales una mano y diríjales unas palabras compasivas, aunque sea por twitter. No se lo pido desde una óptica cristiana, se lo pido apelando únicamente a su condición humana. ¿Será posible?

Un tío mío, que no termino la primaria, pero que tiene hecho un doctorado en la calle, con sobresaliente en las materias trabajo y esfuerzo personal, hace poco hizo la siguiente pregunta en relación a nuestros gobernantes: ¿No será que tienen el alma limada?
.
Yo creo que sí.

viernes, 1 de octubre de 2010

El "plus dolor" por la muerte de Romina y algunas preguntas que nos invitan a reflexionar

¿Por qué nos duele la muerte de Romina Yankelevich?
Mejor dicho: ¿Por qué nos duele más de lo normal la muerte de Romina? Nadie se sorprendería si afirmo que todos sabemos que nos vamos a morir. Solo basta pensarlo un segundo y concluiremos que es un hecho del que no podemos escaparnos y que forma parte de nuestra finitud humana. Por supuesto, tengo en claro que la partida de un ser querido es un hecho triste que nadie festeja. Sin embargo, la pregunta sigue vigente: ¿Por qué nos duele más de lo normal?

Supongo, entonces, que la muerte de Romina tiene un plus diferencial al común denominador de las muertes humanas a las que estamos acostumbrados a enfrentar. Este “plus dolor” es su juventud y es el dato que distingue y hace trágica su muerte. Sin dudas, si hubiese tenido, por decir algo, más de 80 años, lo hubiéramos lamentado, pero no al punto de considerarlo una tragedia o un hecho inaceptable, desgarrador.

Pero viéndolo un poquito más de cerca, ¿Por qué nos duele que se haya muerto una persona joven? Supongo, entonces, que la respuesta a este interrogante pasa fundamentalmente por el valor que le damos a la vida dentro de nuestro paradigma cultural. Por un lado, nos duele habernos privado tempranamente del aporte singular que cada persona, en su condición de irrepetible, hace a nuestra vida en sociedad. Desde luego, en este aspecto, la familia es la principal afectada, pero no la única. Por ejemplo: muchos chicos, sin conocerla, quedaron privados de las alegrías que Romina hubiese podido darles gracias al arte que manejaba espléndidamente y la distinguía. Por otro lado, pensando exclusivamente en Romina, también nos duele sencillamente que no haya podido vivir y disfrutar la vida y los años que consideramos normales para nuestros tiempos. La razón fue un hecho lamentable como el que ocurrió y que cualquiera de nosotros hubiese evitado si tuviéramos la posibilidad de hacerlo. ¿O no?

Pero entonces, si aceptamos la existencia de un "plus dolor" en la muerte de una persona joven y además estamos dispuestos a hacer lo que esté a nuestro alcance para evitarlo, pregunto:
¿Cuánto más debería dolernos y deberíamos hacer para evitar este hecho en el caso de un chico que tiene, naturalmente, más años por delante? ¿Y si fuera un bebe?

Finalmente, siguiendo el mismo razonamiento y arribando a un tema más complejo: Sí habláramos del caso de un niño por nacer, que quiere y tiene derecho a vivir y del que no sabemos, todavía, cual será aporte ¿Cambia algo nuestro dolor y nuestro compromiso para evitar su desaparición si estaría a nuestro alcance hacerlo?

jueves, 16 de septiembre de 2010

Dividir para Unir. Referido a la “Provincia” de La Matanza.

El partido de La Matanza cuenta con aproximadamente 2 millones de personas. Por este motivo, suele denominarse “La quinta provincia”. Solamente en la localidad de Gregorio de Laferrere hay más habitantes que en las Provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego juntas. Un mero análisis basado en el sentido común dejaría en evidencia la conveniencia de dividir tan populoso distrito. Sin embargo, la cuestión se torna aún más inaceptable si la analizamos desde el punto de vista de la representación política o la asignación eficiente de recursos económicos y servicios administrativos. Tanto en un caso como en el otro, nuestro partido hace agua desde hace muchos años. En el caso de la representación política la insensatez es evidente: 1 concejal por cada 83.333 personas. Esta relación resulta ser inmanejable para el buen concejal e improductiva para esa multitud de ciudadanos que generalmente no conoce el nombre, los antecedentes y el accionar de su “representante”.

Por otro lado, al tener asignado un presupuesto y estructuras administrativas de índole municipal pero necesidades de magnitud provincial, los desarreglos y deficiencias en la gestión Estatal son absolutamente evidentes e indisimulables. El resultado de este ordenamiento pernicioso es que la calidad de vida de todos los vecinos se va deteriorando paulatinamente, fundamentalmente la de aquellos sectores más pobres y vulnerables, que son la mayoría de la población matancera, aumentando y fomentando la grieta social existente entre los distintos habitantes del primero, segundo y tercer cordón municipal.

Queda claro, entonces, que el mal llamado bastión del peronismo es, en realidad, el bastión de la pobreza. Un sistema claramente demagógico que consiste en declamar las bondades de la justicia social mientras que en los hechos se fomenta todo lo contrario, multiplicando la pobreza material y cívica de sus ciudadanos, con el claro objetivo de dominarlos para mantener en el poder a quienes hacen uso del más perverso de los crímenes: someter, engañar y usar a los más necesitados.
27 años de injusticia social son prueba de este relato.

martes, 31 de agosto de 2010

Un dilema ético hace instantes…

Hace aproximadamente dos horas que una persona adulta está colgada a 20 metros de altura en la autopista del Buen Ayre. Se lo ve bien, con todos sus signos vitales funcionando. Sin embargo, amenaza suicidarse. El Estado movilizo a 2 ambulancias, 1 carro de bomberos, 3 patrulleros y como mínimo a 25 personas, entre ellos bomberos, rescatistas, policías, médicos, enfermeros y sicólogos para participar del operativo de rescate. Por otro lado, y como consecuencia de este hecho, los accesos aledaños están colapsados generando múltiples inconvenientes y demoras a gran cantidad de ciudadanos. Por último, gracias a los medios masivos de comunicación, la situación se transmite a millones de hogares preocupando a quienes como yo, no queremos que nada le pase al pobre hombre.

Sin embargo, un amigo liberal me dice que ésta es una muestra más de la violenta intervención Estatal en las decisiones privadas de un ciudadano adulto. Además, dice que pone de manifiesto lo ineficiente de su intervención, ya que todo el gasto incurrido en forma directa e indirecta para convencer al adulto de que no tome esa decisión podría haberse invertido, entre otras cosas, para salvarles la vida a varios chicos inocentes que en ese mismo instante se están muriendo de hambre.

Paralelamente, un amigo socialista me dice que ese hombre debe ser victima de la sociedad en que vive y por lo tanto, el Estado debe hacerse responsable para inducirlo a recapacitar y en caso de que no lo haga, obligarlo a salvar su vida. También menciona que el Estado debe dar el ejemplo moral de estar siempre y en todo momento interviniendo para salvar vidas, independientemente de la eficiencia o no.

Aseguro que tanto mi amigo liberal como mi amigo socialista son excelentes personas. Ambos son pro vida y quieren lo mejor para la sociedad y sus ciudadanos. Sin embargo, sus caminos son diferentes. ¿Quién tendrá razón?

lunes, 23 de agosto de 2010

Para reflexionar...

Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó. Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó. Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde. No queda nadie para decir algo en mi defensa.

Bertolt Brecht

lunes, 16 de agosto de 2010

Las ilustraciones (…y su relación con pueblos oprimidos como el de La Matanza…)

En 1784 el filósofo Immanuel Kant escribió un importante ensayo denominado ¿Qué es la Ilustración? donde se propuso explicar al movimiento cultural europeo que se inicio a principios del siglo XVIII hasta aproximadamente el inicio de la Revolución Francesa. Dicho movimiento significó un cambio radical para el hombre ya que a partir del mismo retoma una actitud crítica frente a creencias religiosas que se imponían como verdades absolutas. Según Kant “La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad. El mismo es culpable de ella. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro”. Se refería principalmente a la superación por parte del hombre de la opresión ejercida por inquisidores y autoridades religiosas, quienes en nombre de Dios, cometieron todo tipo de abusos. Entonces, la Ilustración del siglo XVIII hizo a la gente más madura frente a las iglesias y significó un trascendental movimiento liberador dando lugar a un nuevo tipo de hombre: el ciudadano moderno, con sus derechos y obligaciones.

Sin embargo, y a pesar de esta importante evolución, aquel movimiento liberador prontamente se vería contrarrestado por la aparición de un nuevo tipo de opresión. Las incuestionables verdades religiosas fueron rápidamente reemplazadas por incuestionables verdades de la razón. La libertad individual ya no es restringida por verdades absolutas impuestas en nombre de Dios, sino que la imposición viene dada en nombre de la razón instrumental. Científicos y tecnócratas, interesados en que así sea, dictan coactivamente a través de instituciones estatales, lo que se puede aprender, enseñar, curar, hacer y no hacer. En su libro “La ciencia en una sociedad libre” Paul Feyerabend nos advierte sobre los peligros de este nuevo tipo de opresión, y nos da la pauta del comportamiento ciudadano esperado para su liberación “los ciudadanos no aceptan por más tiempo los juicios de sus expertos; no siguen dando por seguro que los problemas difíciles son mejor gestionados por los especialistas; hacen lo que se supone que hace la gente madura: configuran sus propias mentes y actúan según las conclusiones que han logrado ellos mismos”.

Finalmente nos queda por poner en evidencia otro tipo de dominación característica de pueblos como el de La Matanza. Es aquella que no se lleva adelante apelando a Dios o a las luces de la razón, sino que se evidencia apelando a cuestiones de índole sentimental. Los dirigentes políticos utilizan todo tipo de artilugios para “vender” soluciones que nunca llegan o llegan tarde, invocando cuestiones pasionales y sentimentales que muchas veces logran ilusionar a los ciudadanos. No se presentan como enviados de Dios ni como “sabios” especialistas, sino que lo hacen como humildes líderes que “entienden” y “aman” a su pueblo y que por ende lo defenderán y sacarán (ellos solos) de la pobreza. Sin embargo, los resultados terminan siendo siempre los mismos: el amado pueblo involuciona y se empobrece aún más, y sus líderes “bien intencionados”, salvo excepciones, elevan inexplicablemente su nivel de vida material a la par que eluden de la manera más creativa las responsabilidades de su perniciosa gestión.

El ciudadano libre, entonces, es aquel que valora la importancia de la religión, la ciencia y la política. Sin embargo, las sabe limitadas y descree fundamentalmente de las verdades absolutas y de aquellos que pretenden imponerlas en todas sus formas. Distingue claramente entre un buen líder y un vil opresor o charlatán. Valora sensiblemente su libertad individual, porque sabe la importancia fundamental que ésta tiene para encontrar su felicidad y prosperidad y la de sus conciudadanos. No es lo mismo un productor de riquezas que se siente responsable de si mismo que otro que espera la solución de sus problemas de la sociedad en que vive. No trabaja de igual modo quien asume resueltamente el diseño de su propia vida que el que aguarda con una actitud pasiva que le tracen desde afuera sus horizontes vitales. Se valora mucho más la libertad cuando se tiene esa intima convicción. Se es más audaz, más creativo y, en consecuencia, se es mejor ciudadano. Quizás el daño más grave cometido por los gobiernos demagógicos de La Matanza fue quitar a una gran mayoría de sus ciudadanos esa seguridad y confianza en sí mismo, esa fuerza motora dignificante que es propia de todo ser humano y que multiplicada por todos los rincones, traerá las mejores soluciones para el progreso de nuestra población.

viernes, 6 de agosto de 2010

Pequeño Isidro. ¿Quién hubieras sido?

Es un día muy triste. Todas las muertes son lamentables. Toda vida que se trunca violentamente es inaceptable. Todos los homicidios son, además, indignantes. Pero el homicidio de un bebe recién nacido agrega un condimento aún más trágico: No saber quién hubiera sido la persona asesinada. No saber que hubiera aportado a nuestra sociedad el pequeño Isidro. Posiblemente hubiera sido educador, o músico o quizás científico y aportado conocimientos para encontrar soluciones contra el Cáncer o el Sida, quizás hubiera sido político y trabajado por la libertad de sus conciudadanos o, sencillamente, un hombre trabajador y de familia. Lamentablemente, no lo sabremos. Lo que sí sabemos es que mientras muchos están cegados por las cifras de crecimiento económico y creen que eso es TODO, hay muchos más que creemos en una sociedad mejor, donde se pueda convivir en paz y libertad, respetando los derechos de los demás, castigando a quienes delinquen y promoviendo a quienes trabajan o intentan hacerlo, se esfuerzan día a día y quieren progresar dignamente y en paz.

Que Dios tenga en la gloria al pequeño Isidro, ayude a sus familiares y salve a su madre que está luchando por su vida. También le pido, humildemente, que alumbre las cortas miras de quienes tienen la responsabilidad mayor de promover un clima de paz en nuestro país, dejando de lado sus miserias y vanidades.

Ojala que la muerte de Isidro no haya sido en vano.

martes, 27 de julio de 2010

Ni pingüino ni pingüina. Un Presidente Republicano.

¿Que es lo mejor que le puede pasar a la Argentina en el año 2011? A juicio de quien escribe, lo siguiente: que el matrimonio gobernante abandone el poder y paralelamente, asuma un presidente republicano. Podría ser, por ejemplo, un presidente al estilo Lula Da Silva, lo que representaría una bendición. Si eso sucede, y la actual coyuntura internacional sigue favoreciendo a países en desarrollo como el nuestro, conjeturo que el país soñado por nuestros padres fundadores podrá ser alcanzado. Sin embargo, si alguno de los Kirchner continuara en el poder, el viraje hacia una “nueva Venezuela” (lo que Kirchner llama profundizar el modelo), será cada día más irremediable.
Antes de seguir, aclaro una cosa a los revolucionarios de lengua para afuera y bolsillo conservador: una “nueva Venezuela” significa perder las libertades básicas, significa adherir al discurso único (6,7,8 puede servir de ejemplo), significa que siga creciendo la corrupción, significa alejarnos del mundo civilizado, significa adherir al capitalismo de amigos (acuerdense, la valijita), significar poner la Constitución Nacional al servicio de unos pocos (en nuestro caso, 2), significa seguir empobreciendo los bolsillos y la dignidad de los pobres, a pesar del discurso populista de los engañadores profesionales como son Chávez y Kirchner. En fin, significa aceptar que como ciudadanos no hemos aprendido nada y seguimos creyendo en “los salvadores de la patria”, que a fin de cuentas, no salvan a nadie a excepción de ellos mismos.

Quiera Dios que el año próximo, cuando votemos, hayamos aprendido el mensaje republicano. Hayamos aprendido a distinguir entre caudillos populistas (por lo mentirosos, no porque les interese el pueblo) y administradores republicanos. De los fracasos de los primeros puede dar fe nuestro país y su llamativa y vergonzante involución histórica. Fuimos unos de los países más prometedores del mundo y pasamos a convertirnos en un país marginal, donde los chicos se mueren de hambre y la pobreza (material y cultural) arrecia en todos los rincones del territorio, a pesar de que nuestra presidenta “de cátedra” a países como Francia o España. Me pregunto: ¿Habrá caminado José C. Paz o La Matanza?

martes, 20 de julio de 2010

Gracias Señor Curandero por curar a mi papá

Cuando hace unos años mi padre me comento que el médico le recomendó que recurra a un curandero para curarse de una infección que le atravesaba el pecho en forma creciente, quede sorprendido frente a esta recomendación. Lo cierto es que mi padre, a quien tampoco le agradaba la idea y tuvo que digerirla de a poco, la sugerencia le resolvió el problema de salud. Problema que no pudo resolver la Ciencia y si el arte de la curandería.

¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Es que a contrario de lo que comúnmente se cree, la ciencia tiene sus límites? ¿Límites que muy bien pueden ser superados o complementados con otras tradiciones o ideologías?

Todas estas preguntas y muchas más, tienen sus respuestas en un libro del filósofo de la ciencia Paul Feyerabend, denominado “La ciencia en una sociedad libre (1978)”. Las implicancias del tema son tantas y tan importantes que el autor llega a la conclusión, entre otras cosas, de que el actual predominio de la ciencia es una amenaza para la democracia.
Veamos por qué.
Para Feyerabend el lugar que ocupaba en Occidente la religión hasta el siglo XVIII fue ocupado por la Ciencia. Anteriormente, Estado e Iglesia eran inseparables. Hoy, si bien esto no sucede, la opresión a nuestras mentes viene dada por una estrecha asociación entre Estado y Ciencia. Según el autor, el poder ejercido por la Ciencia en cada etapa de nuestras vidas, supera al poder ejercido por la Iglesia de aquellos años. Por ejemplo, mientras hoy los padres de un niño tienen la libertad de instruir a su hijo en la religión que les guste, no tienen esa misma libertad en el caso de la ciencia. La matemática, la física, la historia DEBEN aprenderse y no pueden ser reemplazadas por la magia, la curandería, la astrología u otras leyendas o ideologías.

Pero ¿La ciencia no ha demostrado ser superior a la religión, la magia, el mito, etc?

En su desarrollo, Fayerabend da bastos ejemplos en donde deja en evidencia que los racionalistas y científicos no pueden defender racionalmente (científicamente) la posición exclusiva de su ideología preferida. Considera falso que las decisiones más importantes en manos de los expertos vayan a aumentar el porcentaje de éxitos en las decisiones. Según este autor, la opinión de los expertos es a menudo interesada y poco fiable. Los expertos llegan frecuentemente a resultados distintos. Hay campos en donde los científicos están de acuerdo, pero no bastan para despertar nuestra confianza. La unanimidad es muchas veces el resultado de una decisión política e interesada. Los disidentes son eliminados o guardan silencio para preservar su reputación y la reputación de la ciencia como fuente de conocimiento fidedigno y casi infalible. Incluso, la unanimidad puede reflejar una disminución de la conciencia crítica: la crítica será débil mientras se tome en consideración un solo punto de vista. Menciona también, que muchas veces ignorantes o diletantes hicieron que la ciencia progresara. Y da varios ejemplos, entre ellos el de Einstein, quien revolucionó el campo de la ciencia sin ser un científico “tradicional” o el de Galileo, quien utilizo la propaganda y otras artes no científicas para fundamentar y convencer a sus pares de sus descubrimientos.
Pero, aún teniendo en cuenta esto último ¿la ciencia NO es preferible por sus resultados?
Frente a esta pregunta, el autor nos dice: “aún en el caso de una competencia leal suele haber una ideología que cosecha éxitos y supera a sus adversarios. Esto no significa que sus adversarios derrotados carezcan de meritos ni que hayan dejado de ser capaces de hacer alguna aportación a nuestro conocimiento; significa que por el momento se han quedado sin aliento. Pueden volver y derrotar a quienes los vencieron”. Y da varios ejemplos, entre ellos, explica como la filosofía atomista o la idea del movimiento de la tierra, que fuera tildada por Tolomeo como una opinión “increíblemente ridícula”, fue re-establecida posteriormente por Copérnico.

¿Pero que sucedería si dejamos competir libremente a la ciencia racionalista con el resto de las tradiciones?

El filósofo nos da un ejemplo muy interesante. ¡Presten atención cuando se refiere al papel de las instituciones de una democracia!
…basta con echar un vistazo a la historia de la medicina tradicional china: China escapo hasta el siglo XIX del dominio intelectual de occidente. A comienzos del siglo XX una nueva generación, cansada de las viejas tradiciones importo la ciencia occidental. La ciencia no tardó en dejar de lado todos los elementos no tradicionales. (Acupuntura, medicina herbaria, etc) fueron ridiculizadas. Se considero a la medicina occidental como el único procedimiento sensato, actitud que persistió hasta 1954 aprox. Entonces el partido, advirtiendo la necesidad de una supervisión política de los científicos, ordeno la vuelta de la medicina tradicional a los hospitales y las universidades. Esta orden restauró la libre competencia entre la ciencia y la medicina tradicional. Se descubrió entonces que esta última tenia métodos de diagnostico y terapia superiores a los de la medicina científica occidental. La lección: es que las ideologías, prácticas, teorías y tradiciones no científicas pueden convertirse en poderosos rivales de la ciencia y revelar las principales deficiencias de ésta si se les da la posibilidad de entablar una competencia leal. Darles esta oportunidad es tarea de las instituciones en una sociedad libre
Y nos deja una enseñanza:
La lección a extraer de este esbozo histórico es que el revés ocasional que puede sufrir una ideología no ha de tomarse como una razón para eliminarla. Sin embargo esto fue lo que sucedió a las viejas formas de ciencia y a los puntos de vista no científicos tras la revolución científica: fueron eliminados primero de la propia ciencia y luego de la sociedad. Entonces la ciencia es la única soberana porque algunos éxitos del pasado han dado lugar a medidas institucionales (educación, papel de los expertos, etc) que impiden un posible restablecimiento de sus rivales

Pero el autor va, incluso, más allá y analiza la cuestión aún cuando esto pudiera ser de otra manera, es decir, aún cuando efectivamente pudiéramos comprobar que la ciencia es superior al resto de las tradiciones, el mismo autor se pregunta:

¿Se sigue de ello que, en democracia, le ideología debe ser impuesta a todo el mundo? ¿No parece más bien que hay que conceder a las diferentes tradiciones que dan sentido a la vida de las personas iguales derechos e igual acceso a los principales puestos de la sociedad con independencia de lo que las demás tradiciones pienses de ellas?

Para Paul “Una democracia es un colectivo de personas maduras y no un rebaño de ovejas guiadas por una pequeña camarilla de sabelotodos
¿Que les parece? Convengamos que en nuestro país, a pesar de los enormes y reiterados fracasos, seguimos esperando que los “sabelotodos” resuelvan nuestros problemas :)
Pero no se queda ahí en su incursión por las ciencias políticas, dice “En una democracia un ciudadano tiene derecho a leer, escribir y hacer propaganda de cuanto despierte su fantasía. Si se enferma, tiene derecho a ser tratado de acuerdo a sus deseos, bien por médicos científicos, bien por curanderos (si es que se cree en el arte de la curandería). Este derecho se concede por dos motivos: a) todo el mundo debe poder buscar lo que crea que es la verdad o forma correcta de actuar b) porque el único modo de llegar a formase una opinión útil de lo que se supone que es la verdad o la forma correcta es familiarizarse con el mayor número posible de alternativas

¿Hace falta aclarar o agregar algo más? Creo que no, pero de todas maneras intentaré hacerlo…En una democracia, todos somos ciudadanos por igual. Ser ciudadano implica ser adulto, pero adulto no en el sentido racionalista tradicional, esto es el robotito que fue programado desde el jardín de infantes para decir Si porque Si y No porque No. Sino más bien, adulto porque solo cada uno de nosotros sabe lo que es mejor para nuestras vidas y además, porque somos nosotros los responsables de nuestras decisiones. Los demás podrán aconsejarnos y tratar de persuadirnos, pero deberán respetar nuestras decisiones y el derecho que tenemos sobre las mismas siempre y cuando no afectemos a terceros. Esto es así, sencillamente porque nadie es dueño de la verdad y tiene derecho a imponer su pensamiento a un tercero adulto. Pero entonces, sugiere el autor que la mejor forma de potenciar y ejercer este derecho distintivo de la democracia es desarrollarnos en un ámbito de absoluta libertad que nos permita entrar en contacto con la mayor cantidad de tradiciones e ideologías diferentes. Entonces, mientras más rica sea nuestra experiencia e intercambio cultural, mayores serán nuestras capacidades para discernir entre las diferentes opciones y poder elegir el camino que mejor nos parezca en la búsqueda de nuestra felicidad.
Por último, frente a la acusación de que su postura puede ser tildada de relativista, el autor se “defiende” de la siguiente forma: “Muchos intelectuales le temen (se refiere al relativismo), porque amenaza su posición en la sociedad. El gran público, explotado por los intelectuales asocia el relativismo con decadencia cultural
Y da una clara definición de lo que es ser relativista: “Consiste en darse cuenta que nuestro punto de vista más querido puede convertirse en uno más de las múltiples formas de organizar la vida. Importantes para quienes están educados en la tradición correspondiente, pero completamente desprovisto de interés para quien no. Sugiere tolerancia hacia todas las tradiciones, pero tolerancia no como un gesto humanitario a quienes están sumidos en la falsedad
Es decir, debemos abrir nuestros brazos al “diferente”, no porque seamos buenitos. Sino porque necesitamos de su aporte de la misma manera que el necesita del nuestro.
En resumen queridos amigos: Ser tolerantes, sabernos limitados, no creernos dueños de la verdad, apostar a la libre y limpia competencia, no imponer ninguna ideología ,respetar al que piensa diferente, tener siempre una mirada crítica, desconfiar del “sabelotodo”, tener la mente abierta, tener escuelas abiertas, no censurar ninguna opinión por mas ridícula que parezca, incentivar las iniciativas ciudadanas…en fin… ¿Será posible?.

miércoles, 30 de junio de 2010

Algunas reflexiones sobre la Argentina pos kirchnerista

El comentario que sigue, surge producto de un artículo publicado en el blog de Gabriel Zanotti. Quien quiera seguirlo (es absolutamente recomendable) puede ingresar a http://gzanotti.blogspot.com/


En primer lugar, no comparto la afirmación de que el pueblo vota en contra de sus intereses. En todo caso, votará en contra de los intereses de otros. Sin embargo, en una democracia, el interés mayoritario es el que se impone al resto. Por lo tanto, la minoritaria “elite” que defiende los postulados de la económica de mercado debería hacer una autocritica para evaluar los motivos por los cuales sus ideas no convencen a los ciudadanos ni a los políticos que conforman al pueblo argentino. Y por favor no subestimar al pueblo, ya que ese resulta ser el camino más sencillo y cómodo antes que aceptar las propias limitaciones. Luego, no resulta ser convincente la afirmación referida a que los candidatos políticos no defienden un programa liberal porque nadie los votaría. Al menos no fue lo que ocurrió con Carlos Menem, quien fue premiado con una reelección luego de haber gobernado en franca oposición a sus postulados de campaña.

Por otro lado, la certeza de que el próximo gobierno será más democrático que el actual no parece ajustarse a la realidad política que vivimos los argentinos luego del restablecimiento democrático. Una vez que los limites se corren, resulta difícil que vuelvan a su lugar. Sobre todo en un país con una cultura política autoritaria como el nuestro, lo cual va más allá de los kirchner. Por caso, los decretos de necesidad y urgencia, los superpoderes, la cooptación del poder judicial, la mentira, el clientelismo, la corrupción y otras prácticas lesivas del orden republicano no fueron inventos de este gobierno. Éste sólo se limitó a seguir haciendo lo mismo y, como sus antecesores, profundizó aún más la matriz autoritaria con el agregado de nuevas patrañas, lo cual, tranquilamente podría continuar con el próximo presidente. Lo que sí es casi seguro (quizás Sala se refiere a esto), es que no tendremos en el atril presidencial a una persona que en sus formas sea tan autoritaria y soberbia como la actual presidenta (a excepción de la noble y luchadora Lilita). Sin embargo, esto es solo un detalle. A Kim Jong-il apenas se le conoce la cara, pero resulta ser un icono del autoritarismo.

Tampoco me parece que el clima político pos derrota kirchner será distendido. No al menos en el corto plazo. La importancia fundamental de que el matrimonio kirchnner abandone el poder en 2011 reside fundamentalmente en el mensaje republicano que la Nación le dará a la comunidad internacional por un lado y a los potenciales dictadores populistas que aspiran a ocupar el sillón presidencial por el otro. Es decir, el mensaje contundente será que la Argentina optó por un sistema político diferente al venezolano. Sin embargo, este hecho que sin dudas resultará ser auspicioso en el mediano y largo plazo, difícilmente pueda mostrar sus beneficios en el corto. En dicho periodo, es probable que las turbulencias políticas puedan llegar a abortar cualquier tipo de evolución política. Dichas turbulencias serán motorizadas intencionalmente por el poder kirchnerista pos gobierno, combinándose con la delicada situación en la que el actual gobierno dejará al Estado Argentino con la intención del “eterno retorno” y la casi segura ineptitud de la oposición para sortear las dificultades de gobierno. Esto último, incluso, será más evidente en el caso de que accedan al gobierno candidatos que carezcan de experiencia en el ejercicio del poder (por ejemplo, Alfonsín).

En resumen, creo que si la argentina pos kirchnerista logra superar las dificultades en el corto plazo dentro de los limites institucionales, el actual matrimonio gobernante pasará a ser solo un mal recuerdo y la república tendrá otra gran oportunidad para desplegar su enorme potencial y aprovechar la coyuntura mundial favorable. En caso contrario, un escenario parecido al del 2001 es totalmente factible.

Por último, la casi segura derrota kirchnerista no se convierte ahora en una realidad solo porque la oposición di algunas muestras de unidad. Este proceso resulta ser obvio y natural, y es lógico que se desarrolle conforme al acercamiento de la fecha eleccionaria. La decadencia kirchnerista tuvo su mayor expresión política hace un año en las elecciones legislativas de la provincia de Bs. As., cuando su jefe político perdió frente a un recién llegado a la política. Por lo tanto, es razonable que la oposición siga apostando al inevitable desgaste de quien gobierna, esperando en segundo plano, con intervenciones cada vez más visibles, hasta pocos meses antes de la elección (hacer lo contrario, esto es, mantener un perfil alto opositor frente a un gobernante audaz e inescrupuloso como K sería muy torpe). Después de todo, ¿no fue ésta la estrategia que les dio resultado al (insisto) recién llegado a la política De Narvaez y sus “socios” políticos para derrotar a Nestor K en 2 meses de campaña? ¿Por qué debería cambiarse ahora, en situación aún más desfavorable para quien gobierna?

martes, 22 de junio de 2010

El Derecho de rebelión


La nota que sigue fue publicada a principios del 2008 en el Diario El Correo de nuestra ciudad. Hoy, luego de haber pasado más de 2 años de aquella publicación, las cuestiones en materia de seguridad empeoran día a día. Sin embargo, desde hace aproximadamente 15 días, grupos de vecinos y comerciantes comenzaron a recolectar firmas para exigir respuestas a nuestras autoridades (Ver FOTO). Este hecho es por demás auspicioso, y esperemos que sea muestra de un cambio positivo frente a la actitud ciudadana pasiva que siempre nos caracterizó.


Por Mariano Alvarez


"El Ingles Thomas Hobbes fue uno de los filósofos más significativos de nuestra historia. Su obra Leviatán (1651) estableció la fundación de la mayor parte de la filosofía política occidental. Para este filósofo el hombre vive en un estado natural de guerra permanente de todos contra todos. Por lo tanto, con el fin de garantizar la paz, los individuos eligen voluntariamente renunciar a todos sus derechos y delegar un poder ilimitado en un único hombre que los gobierne. No obstante, al existir una cesión voluntaria de poder, contempla un caso excepcional en el que los individuos podrían rebelarse contra el soberano: cuando éste causara perjuicios a su integridad corporal o a su libertad física, o sea, si el soberano no cumplía su parte del contrato social el pacto quedaba roto inmediatamente. Dicho con otras palabras: el pensador que mejor argumento y justifico el poder opresivo de un hombre sobre el resto, reconoce, sin embargo, un único derecho al pueblo: el de rebelarse cuando quien lo gobierna no pueda garantizar su seguridad física.
Quienes habitamos la Provincia de Buenos Aires sabemos que el principal problema que nos afecta a todos es la inseguridad. Esta no tiene nada de sensación, es real y cada vez afecta a más personas. Ya nadie puede sentirse protegido plenamente. No hay padre que pueda dormir tranquilo cuando sus hijos salen a la calle. De día o de noche, todos somos potenciales victimas de un robo, un secuestro, un asesinato, una violación, etc. Mientras tanto, transitamos nuestras jornadas preocupados y miramos, aturdidos, los noticieros que dan cuenta de nuevas victimas anhelando que la suerte siga estando de nuestro lado y no seamos el próximo. Nuestra realidad se asemeja al juego de la ruleta rusa: estamos a la expectativa del tiro que nos demuela la vida. Para peor, la crisis de inseguridad aumenta día a día, incontenible e inmanejable para las autoridades que tienen la responsabilidad de resolverla, más allá de sus erráticos esfuerzos en este sentido.
Por lo tanto, teniendo en cuenta está cruda realidad donde se combina una dirigencia comprobadamente incapaz de garantizar nuestra integridad física y un alto riesgo de ser victimas de un delito que nos condene a la desdicha ¿Se impone, entonces, el ejercicio del Derecho de rebelión al que aludió Hobbes? Veamos.
Desde un extremo reaccionario se dirá que hay que llevar a cabo una rebelión de tinte violentó, barrer con todos los políticos y hacer justicia por mano propia. En este punto suscribo al dicho que dice “la violencia engendra más violencia” y esto es precisamente lo que se intenta evitar. Además, dado el alto nivel de corrupción política en que vivimos ¿quien puede asegurar que los que vengan serán mejores a los que se van ó, peor aún, que efectivamente se condenará al culpable y no al inocente como ocurre frecuentemente? Sin dudas no es el camino correcto. Desde una visión opuesta, un niño soñador argumentará que, como vivimos en democracia, el gran cambio debe ser llevado a cabo en las urnas. Suscribo completamente. Pero sucede que en nuestra provincia y peor aún, en La Matanza, hace tiempo que las elecciones dejaron de ser un fiel reflejo de la libre elección de un pueblo cívicamente autónomo. Lamentablemente, salvo que ocurra un milagro, estamos condenados a muchos años de decisiones mediocres, con sus penosas consecuencias. Por consiguiente, dicha respuesta es formalmente correcta pero impracticable, al menos, en el mediano plazo. ¿Cuál es, entonces, el camino que nos queda a los habitantes de Laferrere? Una posibilidad es lo que podríamos denominar “rebelión civilizada”. Consistiría en la enérgica unión de los vecinos que, sin quebrantar las normas establecidas, den muestra de su cohesión y firme decisión contra el delito que nos amenaza. Esta acción tendrá dos efectos inmediatos. Por un lado enviará un claro mensaje al “mundo delincuente” de que el “mundo civilizado” está decidido a vivir en paz, pero que además no se quedará de brazos cruzados mientras matan a sus hijos. Por el otro, obligará a nuestra dirigencia a poner el foco en nuestra localidad y tomar medidas inmediatas que permitan, cuanto menos, mejorar nuestro estatus histórico de “últimos orejones del tarro” en lo referido a la distribución de recursos policiales o de otra índole (únicamente en el plano electoral somos considerados en primera instancia.). Junín puede dar muestra de esto. Bastó que los comerciantes cerraran unas horas sus comercios y se produjeran algunas movilizaciones para sacudir todo el poder provincial y lograr obtener recursos imprescindibles para afrontar la problemática de seguridad. Claro que Laferrere dista mucho de ser un ejemplo en este sentido, entre otras cosas, debido a que gran parte de nuestra dirigencia vecinal no comprende o no quiere comprender los tiempos en que vivimos y el rol que deberían desenvolver como guías del accionar ciudadano. No obstante, no debemos perder las esperanzas y esperar el tiempo en que, aunque acorralados, optemos por alzar respetuosamente la voz. Sin dudas, ese día cambiará la historia de nuestra ciudad y nos permitirá comenzar a disfrutarla en plenitud y paz. "

lunes, 14 de junio de 2010

Mientras se propaga la fiebre del fútbol, detengamos la propagación del VIH

Por Michel Sidibé, Director Ejecutivo de ONUSIDA

Mientras arriban a Sudáfrica los aficionados al fútbol provenientes de todos los rincones del mundo para alentar a su equipo favorito en la Copa Mundial de la FIFA 2010, no podemos perder de vista un huésped indeseado: el VIH.

¿Por qué debemos hablar sobre VIH durante la Copa Mundial?

Por dos razones. Primero, un evento deportivo tan insigne como la Copa Mundial puede fomentar la propagación del VIH a través de la combinación de alcohol con relaciones sexuales desprotegidas. Segundo, casi 80 bebés nacen con VIH durante los 90 minutos que toma jugar un partido de fútbol. Esto se traduce en 430,000 bebés infectados cada año.

Puesto que tenemos los medios para detener esta tragedia, tenemos que tomar acción – y tenemos que hacerlo HOY.

Dos estrellas del fútbol, Emmanuel Adebayor de Togo y Michael Ballack de Alemania, son también Embajadores de Buena Voluntad del ONUSIDA y han unido sus propios esfuerzos con los de ONUSIDA para lanzar una campaña mundial con el propósito de prevenir que los bebés se infecten con el VIH.

El objetivo de la campaña es movilizar a la comunidad aficionada al fútbol a “sacarle tarjeta roja al SIDA” y eliminar la transmisión del VIH de la madre a su hijo entre ahora y el 2014, cuando la próxima Copa Mundial se llevará a cabo en Brasil. A la fecha, los capitanes de las selecciones de fútbol de varios países – Australia, Camerún, Costa de Marfil, Francia, Ghana, Grecia, Nigeria, Paraguay, Serbia, Sudáfrica y Uruguay – han firmado un llamado comprometiéndose a utilizar el poder y alcance del fútbol para crear una generación libre de VIH.

Sabemos que la eliminación de la transmisión de VIH de una madre a su hijo es posible. En años recientes, hemos visto caer las tasas de transmisión en países de ingresos altos desde el 25% hasta entre 1-5%; a medida que las pruebas de VIH para mujeres embarazadas, el uso de antiretrovirales durante y después del parto, y el uso de anticonceptivos se han vuelto ampliamente disponibles. Estas victorias están siendo replicadas en países como Botswana, Namibia y Swazilandia.

Pero es necesario hacer más. En la mayor parte de África, solamente el 45% de las mujeres embarazadas VIH-positivas tiene acceso a medicamentos antiretrovirales para prevenir la transmisión del VIH a sus recién-nacidos, y solamente 28% de mujeres embarazadas reciben una prueba del VIH. En muchos países africanos, el SIDA se ha convertido en la principal causa de muerte entre lactantes y niños.


En Argentina, se estima que nacen aproximadamente 120 niños con VIH por año, y que el 85% de las mujeres VIH- positivas tiene acceso a tratamiento antirretroviral. Argentina ha adherido a la iniciativa regional para la eliminación de la transmisión vertical del VIH y la Sífilis congénita.

Se han visto avances en Sudáfrica, el país anfitrión de la Copa Mundial. El Gobierno Sudafricano ha mostrado un decidido liderazgo acerca del SIDA en los últimos meses a través del lanzamiento de una campaña nacional de pruebas y tratamiento del VIH que invita a los sudafricanos a hacerse la prueba del VIH. Para el año 2011, la campaña tiene el objetivo de ofrecer de manera gratuita y rutinaria consejería y pruebas de VIH a 15 millones de personas, comenzando con 2,5 millones en el 2009 - un incremento de seis veces en solamente dos años. Y para junio 2011 alrededor de 1,5 millones de personas recibirán terapia antiretroviral, comenzando con 1 millón de personas en 2009.

A medida que más madres conozcan su estado de VIH y tengan mayor acceso a terapia antiretroviral y anticonceptivos, se espera una disminución considerable de las tasas de transmisión del VIH. Con combinaciones más efectivas de medicamentos antiretrovirales, Sudáfrica podría estar en camino hacia la eliminación de la transmisión de madre a hijo.

Si Sudáfrica, el país con el mayor número de personas viviendo con VIH, puede romper la trayectoria de la epidemia de SIDA, hay esperanza para otros países que se unan a liderar la respuesta al SIDA.

Mientras la fiebre del fútbol se propaga por el mundo, hagamos todo lo que podamos para detener la propagación del VIH. No tenemos excusa para no hacerlo.

sábado, 5 de junio de 2010

Referido a Isidro CasanoBa



El cartel indicador de tránsito que se muestra en la foto estuvo colocado durante más de 20 días a la vera de la ruta 21, en ambas manos, a pocos metros de la entrada de nuestra ciudad. Por supuesto que no cuestiono el mejoramiento y señalización de la ruta, hecho necesario e importante. Me interesa en cambio, señalar y analizar el inadmisible error (u horror?) ortográfico, a todas luces visible.

Veamos. Quiero dejar bien en claro el sentido de este escrito: errores ortográficos podemos cometer todos. Forma parte de nuestra humanidad equivocarnos y es bueno que esto sea así, ya que nos permite aprender y superarnos en todas las esferas que hacen a nuestra imperfecta humanidad. Hasta ahí, todo bien. Sin embargo y desde luego a juicio de quien escribe, dicha reflexión no puede ser aplicada a este caso. Detrás de esta falta no se esconde un simple y entendible error ortográfico, sino más bien, resulta ser una clara muestra del alarmante retroceso cultural argentino. Y que, dicho sea de paso, poco parece interesar a nuestros dirigentes.

Pero sigamos desmenuzando la cuestión. Es evidente, entonces, que dicho error no fue cometido solamente por la persona que escribió mal la palabra Casanova, sino también por quienes imprimieron el cartel, quienes lo cargaron en la camioneta, quienes ocasionalmente se toparon con el mismo antes de ser colocado y quienes finalmente lo instalaron en la ruta. Por supuesto, también fallaron los controles de calidad que deberían existir para asegurar que no se produzcan situaciones ridículas como la mencionada.

Por cierto, hay una cuestión de grados que no debemos dejar de mencionar: No todos los errores de ortografía son iguales. No es lo mismo escribir mamá con h que hermenéutica sin h. El primero denota un bajísimo nivel cultural rayano al analfabetismo, mientras que el último parecería ser, hasta cierto punto, comprensible. Escribir Isidro Casanova con B corresponde, según mi opinión, al primer grupo.

Sin embargo, el problema resulta ser mucho mayor. Es decir, como dije al principio de este escrito, no estamos solo frente a un inadmisible error de ortografía, agravado, incluso, por haber sido cometido por el Estado provincial. Mi hipótesis es que, además de este hecho, hay evidencia de algo mucho más lamentable y difícil de revertir: simplemente no hay interés por escribir correctamente. Todo da igual, si total “se entiende”. El problema de esta mentalidad, propia de las sociedades en decadencia y que cada día gana más y más adeptos, es que su accionar destructivo no afecta solamente a cuestiones de índole formal, como puede ser el campo de la ortografía o la semántica, sino que se extiende a otros ámbitos de la vida social donde los errores se pagan caro, incluso con la vida. Es de esperar, entonces, que nuestros gobernantes entiendan la importancia de implementar certeras políticas públicas en el ámbito de la educación con el objetivo de revertir este proceso y que nuestros ciudadanos premien con su voto a aquellos que así lo hagan y puedan demostrarlo con hechos concretos.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Feliz Bicentenario Argentina!

"Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino; invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Nación Argentina."

Preámbulo de la Constitución Argentina

jueves, 20 de mayo de 2010

En Laferrere NO hay gente como la gente. Hay Gente.

En el cada vez más imprescindible FACEBOOK se armó un grupo denominado “EN LAFERRERE TAMBIEN HAY GENTE COMO LA GENTE” y que a pocos días de su formación ya lleva más de mil adherentes. Primero, antes de avanzar con mi análisis, quiero dejar bien en claro que personalmente creo que tanto los responsables de la creación del grupo como la mayoría de sus integrantes son movidos por buenas intenciones y que seguramente no repararon en las cuestiones que expondré a continuación. Sin embargo, veo la necesidad de dejar en claro lo inconveniente y contradictorio de este tipo de planteos, dado que los mismos no contribuyen a la convivencia pacífica de los laferrerenses y por consiguiente al desarrollo de nuestra ciudad.
Señalar que en Laferrere “también hay gente como la gente”, implica afirmar que en nuestra ciudad hay personas que no son gente, es decir, que no deben ser tratadas como gente, lo cual resulta inaceptable y nos pone a las puertas de la intolerancia para con el prójimo.
Es inaceptable desde el punto de vista moral, dado que toda persona debe ser respetada en tanto persona, más allá de su posición en el tejido social. La máxima cristiana “ama a tu prójimo como a ti mismo”, se comulgue o no con esta religión, debería servir de guía para la concordia entre hermanos que somos.
Por otro lado, existe un impedimento de tipo instrumental que deja en evidencia lo absurdo del planteo, y es que no queda claro quienes formarán parte del grupo “gente” y quiénes no. Más aún, quien será el encargado de determinar quien es “gente” y quién no. En este caso utilizaré otra frase conocida del evangelio: “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”.
Por último, que los mismos laferrerenses, aunque bien intencionados, postulen que en nuestra ciudad hay personas que no son gente, debilita su posición frente a los innumerables reclamos que pueden (y deben) ser elevados a nuestros gobernantes para su inmediata resolución, ya que precisamente como TODOS somos gente y tenemos el derecho a ser tratados como personas, es que se hace inadmisible la situación actual de nuestra ciudad.