domingo, 16 de diciembre de 2012

LA HORA DE LOS MOVIMIENTOS

La hora de los Movimientos.

Los tiempos se aceleran, la realidad se vuelve más dinámica, más compleja, mas demandante, más vertiginosa, incluso, más virtual. Son tres los factores principales e interrelacionados que explican este proceso revolucionario: las nuevas tecnologías, la globalización y la creciente individualización del hombre (en el sentido positivo del término). Frente a esto, se conmueven las estructuras tradicionales del mundo. La resistencia o imposibilidad de adaptarse a los cambios hace que muchas de ellas se tornen obsoletas y dejen de dar respuesta aceptable a las crecientes y múltiples demandas.

Una de las estructuras o instituciones tradicionales en crisis por lo nuevos tiempos son los partidos políticos. Herramienta fundamental de la democracia representativa, tienen por fin canalizar y organizar las demandas ciudadanas referidas a la esfera pública. Sin embargo, la incapacidad manifiesta debido a su excesiva ideologización y la mediocridad resultante de su rígido aparato burocrático las convierten en herramientas obsoletas y “pesadas” para los nuevos tiempos. El resultado de esto es un creciente distanciamiento entre la agenda de la gente (pública, constitucional) y la agenda de gobierno (formal, legal) y como consecuencia el sistema se enfrenta a recurrentes crisis de gobernabilidad y representatividad. En resumen: los partidos políticos pasaron a ser herramientas necesarias pero no suficientes de las democracias modernas.

Las claves del 8N

La multitudinaria marcha ciudadana acontecida el 8 de Noviembre (8N) resulta ser una muestra acabada de lo que intentamos decir. Aún a riesgo de cometer alguna injusticia cuantitativa de importancia menor, podríamos aseverar que ese día la mitad del país se vio representada en las calles, con múltiples demandas y sin liderazgos partidarios a la cabeza. Por el contrario, la otra mitad, que no salió ni simpatizó con la manifestación ciudadana, no se encuentra huérfana ya que se siente representada por el partido de gobierno, esto es, el Frente para la Victoria. Ahora bien, este hecho pareciera abonar la teoría del bipartidismo por cuanto naturalmente nos conduce a hacernos la siguiente pregunta ¿Por qué el partido FPV es capaz de representar a la mitad del país y el resto de los partidos de oposición no logra hacer lo mismo con aquella porción similar que se manifestó en las calles el 8N?

La cuestión pasa por aceptar que la "fortaleza" presente del partido FVP se debe a que forma parte de un espacio mucho más resistente en el tiempo: el movimiento peronista. En cambio, la debilidad de los partidos políticos de oposición se debe a que son sólo eso: partidos políticos. Se produce, entonces, una lucha desigual en el terreno por la disputa de la representación moderna: por un lado, el dinámico y abierto movimiento peronista. Por el otro, la estructura rígida y cerrada de los partidos políticos tradicionales.

El histórico 8N nos muestra con claridad las falencias actuales y los desafíos futuros. Ese día fue padecido por los partidos de oposición, por cuanto se sintieron llamados a la representación de las demandas ciudadanas esgrimidas, al mismo tiempo que son incapaces de abarcarlas debido a su rigidez y limitación estructural. Por otro lado, el padecimiento también se apodero del movimiento peronista, pero de una forma diferente. Sabedores de contar con una herramienta que les permite adaptarse rápidamente a los distintos humores sociales (por eso un día son menemistas, al otro duhaldistas y al otro kirchneristas) las demandas del 8N resultaron un límite aún para el flexible movimiento del General. Esto es así, porque la ciudadanía salió fundamentalmente a pedir valores republicanos, y por lo tanto, contrarios a la esencia misma del movimiento peronista. Aceptarlos, hubiera significado su extinción.

El desafío: evolucionar hacia el bi-movimientismo

Entonces, si buscamos comprender acabadamente el proceso social en curso, debemos admitir lo inadecuado de la apelación tradicional al bipartidismo como herramienta de estabilización del sistema político y por ende del progreso de una nación, fundamentalmente en aquellos países que por sus deficiencias estructurales están en permanente ebullición, como es el caso argentino. La falencia argentina no es que falta un partido de oposición, sino más bien, un movimiento de oposición. Un movimiento republicano que actúe como contra cara del movimiento populista, conformando de esta manera una evolución hacia el bi-movimientismo y la representación plena de la ciudadanía. Una ciudadanía a la que poco le importan los prejuicios ideológicos (principal limitación de los partidos políticos), y que optará por uno u otro movimiento según sea su necesidad coyuntural, a tono con lo tiempos fluidos que vivimos.

Una característica fundamental de ambos movimientos se refiere a que las cuestiones ideológicas pasan a un segundo plano al tiempo que se mantiene un núcleo duro de valores (o desvalores) que hacen a la esencia de cada uno. En el caso del movimiento peronista, el fin es el poder y por lo tanto "manda" el corto plazo, valiendo todo para obtener la aprobación popular en el presente a costa de sacrificar el futuro. En el caso del movimiento republicano, el fin es el desarrollo y por lo tanto su intransigencia en ciertos valores no ideológicos implica un esfuerzo que dará sus frutos en el mediano y largo plazo.

De esta forma, cuando la voluntad popular prefiera fiesta o relato para evadir la realidad, se inclinará por el movimiento populista que le ofrecerá alternativas partidarias de distinto cuño ideológico (es lo que hace el PJ tan bien!) Luego, cuando se canse de la fiesta y quiera desarrollo, se volcará a las exigencias del movimiento republicano, que de igual forma, tendrá sobre la mesa la alternativa ideológica que mejor se adapte al humor de la gente en ese momento histórico. Y así, como en la vida misma, donde resulta vital la combinación de momentos festivos con momentos rigurosos, la vida social se equilibrará y dialécticamente evolucionará hacia estadios mayores de desarrollo.

Vemos, con frecuencia, que algunos partidos políticos de oposición, empujados por las circunstancias, avanzan en uniones electorales que dejan de lado cierta rigidez. Sin embargo, y aún pudiendo entusiasmar al momento de las elecciones, resultan poco efectivos a la hora de gobernar o ejecutar. Esto es así, porque al carecer de gimnasia y fundamento movimientista, las lógicas partidarias y las diferencias ideológicas terminan imponiéndose y por lo tanto, a poco de andar, "la dinámica realidad se los lleva puesto". Es lo que paso con la Alianza, por poner un ejemplo concreto.

Por último, un párrafo referido al Movimiento Humanista de Resistencia y Construcción 2012 (MR-2012). Por su esencia republicana (fue fundado por Carrió) y su naturaleza movimientista (es presidido por "Toty" Flores) parece estar llamado a ocupar ese lugar vacante y fundamental para el futuro de nuestro país ya que contiene la semilla del movimiento republicano. Servicio este que será reconocido también por los buenos peronistas, ya que al poner freno al afán de “ir por todo”, evitará que el movimiento del que forman parte termine implosionando producto del desenfreno y la corrupción.

domingo, 14 de octubre de 2012

El principal antagonismo argentino


En estos días escuché por televisión a un referente Kirchnerista y uno de los máximos exponentes de la extrema derecha de nuestro país, Luis D'Elía, explicar las razones de su odio. Citando su librito de catecismo de la infancia que le enseñaba “odiar al pecado”, y aplicando una concepción marxista al análisis de las relaciones sociales de nuestro país, creyó encontrar argumentos terrenales para justificar su odio y resentimiento.

Desde su punto de vista, el diálogo y la integración democrática entre los distintos sectores de nuestra sociedad resulta inviable, por cuanto la oligarquía (el pecado) oprime sin remedio a las clases populares y trabajadoras, con el fin de conservar el status quo. De esta forma, se produce una relación antagónica de clases, en donde anida el odio y la lucha violenta como única forma de interacción social.

Tanto D'Elía como muchos Kirchneristas, se asumen enfrentados a la clase oligárquica, y de esta forma, revestidos por una mística revolucionaria, encuentran justificativos para sus excesos, sus privilegios, sus corruptelas y su accionar anti Republicano.

El problema de estos “revolucionarios” con una concepción añeja y retrograda del mundo, es que al estar movidos únicamente por el odio y el resentimiento, terminan convirtiéndose en lo mismo que pretenden destruir. La verdad, es que en el fondo, son iguales.

El proceso “revolucionario” que lleva adelante el Kirchnerismo, que consiste en cambiar una oligarquía por otra, puede entenderse estudiando historia (ver el caso de la URSS ), o leyendo una excelente y didáctica novela satírica de George Orwell: “La rebelión en la granja.”

Ahora bien, a pesar de esto, la concepción marxista de “totalidad social” no dejar de ser una herramienta didáctica muy útil para comprender los desencuentros y enfrentamientos argentinos. Recordemos que para Marx, la estructura de toda sociedad está constituida por una infraestructura o base económica que determina y condiciona a la superestructura, que comprende al Estado, el derecho y la ideológica. Es decir, si las relaciones de producción son capitalistas, el Estado, el derecho y la ideología dominante serán funcionales a dicho orden social basado en la propiedad privada.

Lo interesante a rescatar de esto es el hecho de que las relaciones sociales de base determinan al Estado, el derecho y la ideología y que dependiendo de cómo sean esas relaciones serán los antagonismos de clase. Si esto es así, podemos preguntarnos: ¿Qué clase de antagonismo impera en la argentina actual?

Claramente diremos que no es un antagonismo al estilo Proletariado-Burguesía, por dos razones: en primer lugar, porque gracias a las advertencias de Marx, muchas condiciones inaceptables para los trabajadores típicas del siglo XIX han sido superadas y contempladas en la legislación. Pero además, por otra poderosa razón: muchos “lideres” proletarios de los trabajadores argentinos, como es el caso de la corporación sindicalista, los jerarcas del PJ, sus socios, y tantos otros, forman parte, en verdad, de la oligarquía corrupta de nuestro país. Por lo tanto, al no estar en claro desde la tradicional óptica marxista quien pertenece a un grupo y quien al otro, se torna inútil dicho enfoque.

Ahora bien, si analizamos las relaciones político-económicas en la Argentina observaremos que comparten un elemento: los altísimos y crecientes niveles de corrupción. Esto tiene como consecuencia la imposibilidad de caracterizar a los diferentes grupos sociales según los abordajes tradicionales: Oficialismo-Oposición, Empresarios-Sindicatos, Demócratas-Autoritarios, Representantes-Borocotos, Referente-PunteroPJ, etc. Al estar esparcido el virus de la corrupción en todos los sectores, desaparece la confianza intra-grupo, tornando las caracterizaciones antagónicas dudosas e inestables. Sin embargo, afirmaremos que esto sucede para todas las relaciones, excepto para una: aquella que enfrenta a los corruptos con los decentes.

Se desprende, entonces, que la infraestructura de la sociedad argentina no esta condicionada por relaciones de producción, sino más bien, por relaciones de corrupción. Estas determinan a la superestructura que hoy se compone de un Estado injusto e ineficiente, una Justicia dependiente,y una ideológica dominante, sintetizada en el famoso “roban pero hacen”.

Para finalizar, retomando a D'Elía, diremos que el “pecado argentino” es la corrupción y el evangelio nuestra Constitución Nacional. El verdadero revolucionario argentino será aquel que busque abolir la corrupción de todas las relaciones sociales, respetando el marco constitucional. De esta forma, al desterrar el antagonismo argentino corruptos-decentes, a favor de estos últimos, se sentarán las bases de un gran país, basado en el diálogo, el respeto y la esencial confianza mutua, aún en las necesarias diferencias.

domingo, 23 de septiembre de 2012

13-S. ¿Por qué Carrió sugirió el Obelisco en lugar de Plaza de Mayo?


Diciembre de 2011. Carrió y "Toty" Flores lanzan el Movimiento de Resistencia 

     Días antes del histórico 13-S y mientras se gestaba espontáneamente la multitudinaria marcha ciudadana, la principal voz republicana de nuestro país, Elisa “Lilita” Carrió, hizo saber su absoluto acompañamiento a la manifestación, pero con una salvedad: no ir a Plaza de Mayo y concentrarse en el Obelisco.

     Su consejo llamó la atención a más de uno, por cuanto Carrió representa la primera y principal voz de oposición (real) al régimen gobernante. Dado que sus palabras suelen anticipar hechos que luego son reconocidos por el resto de la sociedad y la dirigencia política (situación que a muchos les genera envidia, por eso prefieren decirle loca, en lugar de reconocer su propia ignorancia y tosquedad), es que debemos prestar la máxima atención y análisis, a fin de aproximarnos a un entendimiento cabal de los acontecimientos que estamos viviendo.

     Propongo, entonces, iniciar un breve recorrido con el objetivo de interpretar su sugerencia. Dicho recorrido tendrá, como punto y acuerdo de partida, la aceptación de las siguientes premisas:

     a. CFK debe abandonar su cargo de presidenta el mismo día que marca la actual Constitución Nacional. Ni un minuto más, ni un minuto menos.
     b. Los espacios físicos, fundamentalmente los públicos, tienen una carga simbólica que le es dada por su historia, su ubicación y algunos otros elementos.

     Ahora bien, aceptados a y b, resulta propicio para abordar la cuestión preguntarnos que escenarios son funcionales al régimen (y a algunos de sus solapados continuadores) y cuales no.

     Siguiendo este razonamiento, distinguiremos dos escenarios posibles:

     1. Escenario de confrontación: Funcional al régimen y al paradigma dominante que materializa un estado corrupto, mediocre y clientelar.
     2. Escenario de resistencia pacífica: Funcional al movimiento de resistencia ciudadano y a la consolidación del paradigma rival que busca un estado libre, próspero y republicano.

     Decimos que el escenario de confrontación es funcional al régimen por un motivo principal: la violencia interrumpe bruscamente el sano proceso de aprendizaje social al correr el eje principal de discusión y colocarlo en el terreno de lo irracional, donde la mentira, el resentimiento, el miedo y los cuantiosos recursos del Estado se tornan determinantes para volcar la balanza del lado de la corrompida elite gobernante. Son sus armas, y dada su inmoralidad, no dudan en usarlas para someter al pueblo.

     Esto explica, por ejemplo, las razones por las cuales, a poco de la masiva marcha ciudadana, el gobierno desestimó el diálogo y la reflexión al que está obligado todo gobernante demócrata y optó, en cambio, que sus voceros bien pagos ofendan arteramente a la ciudadanía argentina que se manifestó pacíficamente, ninguneándola, provocándola y tergiversando la realidad. Lo que buscaron y buscan es cortar el proceso de aprendizaje que se extiende rápidamente y abarca en forma creciente a muchos de sus votantes y seguidores. Al instalar el odio y la cuestión de clase, buscan pasar de lo racional (la marcha y su repercusión) a lo irracional (donde ellos reinan).

     Por el contrario, en un escenario de resistencia pacífica, los argentinos estaríamos frente a la posibilidad de ingresar en un largo periodo de elevación ciudadana conducente a un cambio cultural que nos permita advertir no sólo lo perjudicial que resulta para nuestra nación un gobierno como el actual, sino que también descubra las causas más profundas que llevan a nuestra sociedad a elegir y tolerar gobiernos corruptos y mediocres, en lugar de gobiernos que promuevan un Estado eficiente, que luche contra el principal cáncer de nuestro país: la corrupción.

     De esto se desprende, entonces, que los interesados en cortar el proceso de aprendizaje ciudadano a través de la violencia (física o verbal) no sólo provendrán de los sectores identificados con el gobierno K, sino que también abarca a todos los sectores de poder que promueven y defienden el paradigma dominante nacional. Sectores que hoy pueden mostrarse como opositores, pero que en verdad, sólo buscan un cambio de gobierno que les asegure mantener la matriz corrupta y clientelar que les resulta funcional a sus intereses personales. La trampa de Moyano, que muchos ciudadanos enfurecidos (irracionales) ven como una alternativa, es el mejor ejemplo en este sentido.

     Por lo expuesto, es que la resistencia pacifica es el mejor camino para un verdadero cambio, por cuanto fomenta el aprendizaje y evita repetir viejos errores conducentes a nuevas desilusiones. Sin dudas, el símbolo de la marcha y la presencia ciudadana en las calles es absolutamente necesaria. Dado que no hay justicia independiente, es necesario poner límites a un gobierno autoritario que “va por todo”. Pero también es muy importante porque transmite un mensaje de cambio que se expande en crecientes sectores de la población, incluyendo a muchos seguidores del régimen.

     Más de 3 años es un tiempo providencial para el reflexivo aprendizaje de un pueblo entero. Por eso es importante no interrumpirlo y evitar la confrontación violenta y las provocaciones. Si lo que se quiere dar es un fuerte mensaje de resistencia cívica, que luego tenga su correlato en las urnas y alumbre una argentina distinta, habrá que elegir estratégicamente los lugares. Por eso entiendo que “Lilita” habló del Obelisco y no de Plaza de Mayo. Este lugar es símbolo de enfrentamientos, gobiernos derrocados y sangre derramada. Desde sus bases en Puerto Madero, puede ser utilizado por el régimen para victimizarse acusando de golpistas “oligarcas” a los manifestantes. También puede ser utilizado por los representantes del paradigma dominante versión no K, provocando una conmoción al estilo 2001 para que cambien algunas caras y siga todo igual o peor.

     En cambio, el Obelisco, puede constituirse como un espacio de unión y fraternidad. Además, como me recordó una amiga, está la Plaza de La República , que es precisamente lo que hay que recuperar al tiempo que expresa una síntesis de los reclamos ciudadanos del pasado 13-S.

     En 2001 los argentinos pusieron fin al “roban pero NO hacen”. El proceso de aprendizaje que vivimos actualmente puede conducir al fin del “roban pero algo hacen”. Si esto sucede, el 2015 será un año fundacional para una Argentina sin techo.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Evasión fiscal, corrupción y la crisis del paradigma dominante.

 
Por Lucas Arzamendia. Contador Público Nacional. lucasarza@yahoo.com.ar
 
 
Evasión fiscal, corrupción y la crisis del paradigma dominante. 
 
En este artículo trataré de señalar cómo las últimas medidas adoptadas por la AFIP respecto al cepo cambiario vienen a desnudar a la evasión fiscal como una parte importante del paradigma dominante y cómo estos últimos cambio ponen en crisis dicho paradigma.

Para el desarrollo de este artículo, observaremos a la sociedad argentina a partir de la dialéctica planteada por Kuhn de paradigma dominante y paradigma alternativo trasladado al análisis social. Según Kuhn, «Un paradigma es lo que los miembros de una comunidad científica, y sólo ellos, comparten». Trasladando esta definición al ámbito social, podríamos afirmar que el paradigma dominante esta dado por lo que los miembros de una comunidad comparten como basamento para el desarrollo de su vida en sociedad.
En la sociedad argentina, el paradigma dominante tiene como columna vertebral a la corrupción, tanto en el ámbito público como en el ámbito privado, y dentro de ella se inserta la evasión fiscal aplicando la matriz de corrupción a la relación fisco-contribuyente. Hasta el momento el paradigma se desarrollaba con un pacto social silencioso y por todos aceptados que implicaba un nivel de evasión fiscal que el fisco iba a tolerar, y en base a ello se desarrolló un sistema impositivo con alícuotas altísimas, un sinnúmero de impuestos y una gran maraña de leyes que alcanzaban para cubrir esa cuota que el contribuyente había acordado con el fisco que le otorgaría para la satisfacción de las necesidades públicas.
Kuhn señala que hay anomalías en todos los paradigmas, y que se descartan como niveles de error aceptables, o simplemente se ignoran y no se les tiene en cuenta. En la Argentina son fáciles de detectar. Ante el paradigma actual hay niveles de pobreza aceptables, niveles de corrupción pública y privada aceptables, niveles de analfabetismo aceptables, y así podríamos seguir enumerando. Externalidades del sistema. Anomalías que se aceptan o ignoran para mantener el status quo.
¿Pero que sucede cuando el Estado rompe el pacto silencioso de impunidad y por distintas razones – en este caso la necesidad de detener la fuga de dólares- avanza por sobre el contribuyente más allá de lo acordado dentro del paradigma?
A partir de la batería de resoluciones generales de la AFIP que han ido restringiendo poco a poco la disponibilidad de dólares, y que ha resultado en una automática restricción al movimiento internacional de los argentinos, la pata fiscal del paradigma de corrupción ha empezado a crujir. El ciudadano tenía garantizado un nivel de tributación, lo cual luego tenía como consecuencia indirectas un cierto grado de libertad de movimiento, de compra internacional y de ahorro en dólares, por lo menos para ciertos sectores sociales. Hoy ese acuerdo está roto y el paradigma cruje. El propio gobierno que, como actor central, aceptaba y practicaba la evasión fiscal estructural del sistema viene ahora, con la ley en la mano, a pretender su total aplicación, por lo menos en cuanto a fuga de dólares se refiere. El contribuyente queda atrapado. Atrapado por la propia estructura legal que no lo ampara en una situación en la que el fisco va por todo. Atrapado físicamente ya que no puede viajar libremente con el fruto de su trabajo. Atrapado productivamente, ya que no puede realizar inversiones que requieran recursos globales. Atrapado por un organismo del estado al servicio del poder para perseguir a aquél que diga algo en contra de la política oficial. Finalmente, y afectando sobretodo a quienes se encuentran en los escalones más bajos de la sociedad y que procuran avanzar, atrapado en la realidad de no soñar, en la realidad que sólo te habilita pesos cuyo valor se escapa de las manos como granos de arena y que no permite soñar un futuro basado en el ahorro, un futuro de progreso social.
Las reglas han cambiado unilateralmente. Se exige mayor tributación y se obtiene menor libertad. Estas anomalías del paradigma son señaladas y el cuestionamiento al paradigma dominante se hace presente.
Todo esto deriva en una segunda y última pregunta ¿Estamos dispuestos a un cambio de paradigma que no tenga a la corrupción como columna vertebral? Hoy se cuestiona al gobierno con sus medidas, pero el cambio de paradigma nos involucraría a todos. La evasión fiscal que permite el actual modelo no es trasladable un paradigma alternativo donde la ley sea el eje fundamental que regule las relaciones sociales y que se aplique a todos por igual. ¿Daremos el paso de cambio de paradigma o nos adaptaremos a la nueva situación del paradigma dominante?¿Estamos dispuestos a un nuevo contrato moral?

lunes, 6 de agosto de 2012

El derrumbe del PJ y el día después.

El 2001 representó el derrumbe del sistema de partidos en su plano funcional. Esto es, habiendo quedado sólo en pie el Partido Justicialista, lo que perdió la democracia argentina es la capacidad de alternancia en el poder de fuerzas que compiten entre si bajo las reglas de una República. El PJ quedó a salvo de este derrumbe, a pesar de haber sido uno de los actores principales que lo provocó. Pudo hacerlo porque, según se creía, garantizaba la gobernabilidad. Es decir, frente al abismo del 2001, los argentinos se comportaron como tan magistralmente lo expuso Hobbes en su gran obra El Leviatán. En un clima de anarquía, entregaron todas sus virtudes cívicas a aquel que les asegurase lo elemental: seguridad. Frente a esto, cuestiones tan extrañas para el PJ como ser el merito, la decencia o la eficiencia en la administración pública resultaron secundarias. Fue así, entonces, como el aparato del PJ, con el miedo como su principal socio, logró sobrevivir al derrumbe.
Ahora bien, a más de 10 de años de aquel suceso histórico, la capacidad del PJ para garantizar la gobernabilidad, es decir, la paz social, resulta un mito. Repasando la realidad nacional llegamos a la conclusión de que nadie, salvo los poderosos que viven con custodia permanente, vive tranquilo. El espacio público fue ganado por los violentos,  las Instituciones de la República, empezando por el poder ejecutivo, están cooptadas por corruptos, mafiosos y mediocres y los ciudadanos de bien, que aspiran a un país desarrollado, viven con  miedo y resignación frente a la creciente falta de libertades y soluciones a sus problemas concretos.
Ahora bien, al quedar el PJ en el centro de la escena política solitariamente y acumulando años en el poder, cada vez más capas de la población caen en la cuenta de que las crecientes deficiencias en la calidad de vida es responsabilidad del único partido político en pie, el cual, por diversas razones, considera apto para gobernar. En otras palabras, lo que estoy diciendo es que al PJ, a pesar de su extraordinario poder de mutación, se le hará cada vez más difícil transferir su responsabilidad. El relato engañoso que a modo de droga ofrece el PJ para aquellos que eligen evadir la realidad (porque les duele) podrá durar un tiempo, pero nunca será eterno.
Puesta así las cosas, una hipótesis con alta probabilidad es aquella que afirma que resulta cuestión de tiempo para que el sistema de partidos tradicional argentino se derrumbe definitivamente en su plano estructural. El proceso de caída del PJ podrá asimilarse a la caída de la Democracia Cristiana en Italia en la década del 90, conocido como “Tangentopoli”(ciudad de los sobornos). Será ese el momento histórico para la reconstrucción nacional. Aceptado por la inmensa mayoría de argentinos el sistema democrático de gobierno, quedará como tarea para las fuerzas sociales la construcción de un orden republicano, basado en un sistema de partidos políticos verdaderamente representativo de las demandas ciudadanas. Sin embargo, debe advertirse que no necesariamente dicho proceso resultará en un orden superador ansiado por una abrumadora mayoría de argentinos. Retomando el caso de Italia, el proceso que condujo al derrumbe de los partidos dio a luz al partido “Fuerza Italia” que condujo a Berlusconi al poder. Es decir, los italianos perdieron una gran oportunidad de cambio al tiempo que profundizaron su involución.

Es muy probable que la oligarquía del PJ haya advertido esta cuestión, y de ahí que se observe un creciente autoritarismo y despliegue virulento que llama la atención a más de uno. Ocurre que el PJ, al no poder descargar su responsabilidad, buscará demoler la voluntad de cambio del ciudadano libre para evitar que lo arroje del poder.

Quedará entonces por ver como se suceden los hechos en nuestro país. Aprendiendo de lo ocurrido en Italia y de cumplirse la hipótesis arriba enunciada, los argentinos estaríamos frente a la posibilidad de dar un enorme salto cultural. Habrá que preparase para ello.

sábado, 7 de julio de 2012

Respuesta a quienes dicen “esto no cambia más”


En 1997, el Banco Mundial, emitió un documento al que denominó: “Informe sobre el desarrollo mundial 1997: El Estado en un mundo en transformación”. Dicho informe, sugiere una serie de reformas con el fin de que el Estado responda mejor a los intereses de la población. Esto puede lograrse, dice el informe, con instituciones firmes, justicia independiente, estabilidad macroeconómica, inversiones en servicios sociales básicos e infraestructura, protección de los grupos vulnerables, defensa del medio ambiente y un acceso a la gestión pública que premie el merito y el esfuerzo.

Ahora bien, difícilmente encontremos quien no este de acuerdo con estos postulados. Sin embargo, las divergencias surgen cuando nos preguntamos si son posibles en un país como el nuestro, cuyo Estado nacional, corrupto y clientelar, promueve acciones y esfuerzos contrarios a los mencionados, garantizando el atraso de la población en lugar de su desarrollo y evolución.


Hojeando el informe, podemos encontrar respuesta al interrogante ¿Cuándo se producen las reformas del Estado? Es decir, al igual que las personas, los países tienen momentos en su historia propicios para cambios profundos, estructurales y culturales.


Una aclaración, por si hace falta. A pesar de toda la perorata y el relato fantasioso, el Kirchnerismo nada tiene de revolucionario. Es sólo una expresión exacerbada del PJ, cuyo signo primordial es subordinar todo, incluyendo el desarrollo de nuestra nación,  a la descarnada lucha por el poder.


Pero bien, retomando el informe, el Banco Mundial menciona que son tres las situaciones propicias para la reforma del Estado. Las iré mencionando y seguidamente expondré, en pocas palabras, ejemplos concretos de nuestra realidad nacional.

Situación 1. Crisis económica: Maquiavelo lo dijo claramente. “los hombres están más dispuestos a olvidar la pérdida de su padre que la pérdida de su patrimonio”. En 2001, nuestro país se sumergió en una grave crisis política y económica. La perdida del trabajo y el corralito financiero fueron sus detonantes. La frase “que se vayan todos”, fue un claro signo de exigencia generalizada de reforma política. Lamentablemente, en ese momento histórico de discernimiento nacional, no se encontró una salida confiable a las pretensiones de instituir un Estado moderno, por lo que no sólo no se fue nadie, sino que además se agravó la involución nacional.

Situación 2. Ataque externo: El ataque externo es un poderoso incentivo para tomar conciencia nacional de cuestiones relegadas o imperceptibles y actuar en consecuencia. Un buen ejemplo en este sentido fue la instalación de las papeleras de Botnia. Hasta ese momento, las cuestiones de contaminación ambiental producto de la industria papelera no eran tenidas en cuenta por la población argentina en general. De hecho, sobre nuestro territorio y desde hace muchos años, funcionan sin inconvenientes plantas pasteras que contaminan igual o más que las del Río Uruguay. Pese a esto, sólo cuando  el orgullo nacional fue afectado, se tomó conciencia del potencial daño ambiental y el Estado Nacional se involucró en el asunto. Los mismos mecanismos explican, también, las razones por las que reina la indignación cuando nos roban tierras los ingleses, pero poco decimos cuando quienes roban tierras fiscales son argentinos. Y no solo eso, sino que además se los premia votándolos para ser presidentes de la Nación.


Situación 3. Un gobierno con menos intereses con el sistema antiguo. Admito que personalmente es la situación que más espero. Sin embargo, es la que menos argentinos creen posible. Consiste en romper el corsé cultural que nos dice permanentemente al oído: “la mafia se combate con mafiosos, entonces, voto a mafiosos.” Es romper con la  creencia muy extendida en nuestro país de que para poder gobernar es necesario acordar con el poder mafioso y corrupto. Es la lógica del miedo que impuso el PJ y que se lleva puestos a otros espacios de la oposición. Por eso Binner, un hombre decente, se reunió con Moyano a pocos días de la elección presidencial. Buscaba demostrar “que puede gobernar”. Lo mismo hizo hace pocos días la cúpula radical. Lo cierto es que aún cuando los motiven buenas intenciones, la experiencia muestra que como resultado de esos acuerdos,  nada cambia.

El ejemplo de Medellín, en Colombia, resulta interesante en este sentido. Una ciudad arrasada por la droga y el delito, se convirtió en ejemplo de resurgimiento civil y de integración social y progreso. Sucedió algo impensado para el paradigma de precomprensión cultural argentino: accedieron al poder gobernantes sin vínculos con el poder narco, mafioso y corrupto que se había apoderado de la ciudad hasta ese momento.

sábado, 23 de junio de 2012

Los valores de Belgrano. Resistencia, Entrega y Decencia.






Leido el 23/06/2012, en La Juanita, La Matanza. Seminario Nueva Civilización o Barbarie, a cargo de "Lilita" Carrio y "Toty" Flores.
Movimiento Humanista de Resistencia y Construcción 2012 (MR-2012)


Los valores de Belgrano.  Resistencia, Entrega y Decencia.
 
Principalmente, recordamos a Manuel Belgrano por haber sido el creador de nuestra Bandera Nacional. Sin embargo, Belgrano no sólo creo la estética del símbolo nacional, sino que también le trasmitió sus valores y sus virtudes. Por lo tanto, una buena forma de conocer nuestra identidad como argentinos, es conocer los valores que representa Belgrano, los cuales podemos resumirlos en tres palabras: Entrega, Decencia y Resistencia.  

Entrega, porque su formación y profesión era la de abogado y periodista, lejos de la guerra y los campos de batalla. Sin embargo, no dudo en ponerse al servicio de la patria  y tomar las armas cuando tuvo que defender nuestra tierra y libertad.
 
Decencia, porque fue un hombre público que nació rico y murió pobre.  Entregó su vida a la causa cívica que lo convocaba, dejando de lado sus intereses personales. Poco antes de morir, pagó los honorarios de su médico con el último bien material que tenía: su reloj personal.

Resistencia, porque nunca entrego la causa que defendía, aún cuando quedase en soledad, y quienes lo rodeaban flaqueaban en sus fuerzas físicas o morales. Las referencias históricas en este sentido son numerosas, pero hay una que lo pinta de cuerpo entero. Fue en 1806, durante las invasiones inglesas. Cuando las tropas inglesas tomaron el control de Buenos Aires, exigieron a todas las autoridades que prestaran juramento de lealtad. El Consulado en pleno accedió a la demanda inglesa, exceptuando a Belgrano que sostuvo: "Queremos al antiguo amo, o a ninguno", para luego exiliarse en Montevideo y colaborar con la liberación.

El esfuerzo y la entrega de Belgrano, junto a otros patriotas de su época, dieron sus frutos y sentaron las bases de un proyecto nacional basado en el progreso, la decencia y la libertad. Dicho proyecto, a poco de andar y no sin dificultades, hizo de nuestro país un lugar admirado por el mundo y receptor de las más altas expectativas de progreso. Expectativas objetivas y sensatas, muchos más altas que las de otras naciones a las que hoy llamamos desarrolladas o del primer mundo.

Sin embargo, nuestra desagarrada actualidad nos dice que dicho proyecto nacional fracasó y nos muestra que tan lejos estamos del país que Belgrano representa.
 
La bandera nacional fue enarbolada por primera vez en la ciudad de Rosario el 27 de febrero de 1812. Sin embargo, esta semana, en la misma ciudad, un vicepresidente sospechado de corrupción, con un patrimonio inexplicable, con un estilo de vida frívolo y un pasado de sospechas, encabezó el máximo homenaje nacional a la insignia patria y a su creador. Sucedió, entonces, una sorprendente paradoja de la historia, una imagen que habla por sí sola y que casi obliga a los argentinos a reflexionar y realizar una profunda autocrítica que nos permita dilucidar que nos paso y que hemos hecho con el legado de Manuel Belgrano.
 
Es probable que concluyamos que aquel proyecto de grandeza nacional por el que lucharon tantos hombres de bien, y en el que Belgrano resultó ser una referencia cardinal, fue transformándose con el paso del tiempo en otro proyecto al que paradójicamente también se lo llama nacional, pero con valores y principios de signo contrario y cuya máxima encarnadura podemos verla hoy en un sistema político arcaico, corrupto y clientelar. Los resultados de este proyecto de desintegración nacional son el permanente atraso y empobrecimiento de nuestro país, tanto en el plano material, como en el social y cultural. Un país en manos de corruptos y mafiosos, cuyas fortunas personales crecen al mismo tiempo que crecen las villas miserias y el padecimiento de nuestro gente, fundamentalmente la más postergada, que ya no puede caminar tranquila, atenderse dignamente en un hospital público, recibir una educación adecuada, o proteger a sus hijos del lento genocidio que lleva adelante el paco.
 
Y lo peor de todo es que nos quieren hacer creer que eso es desarrollo, que eso es progresismo o que eso es justicia social.
 
Belgrano, era de carne y hueso como cada uno de nosotros. Tenía problemas, necesidades y debilidades. Sin embargo, tenía dignidad. Lo cual es fundamental, ya que como dice “Lilita”, quien tiene dignidad, mantiene la capacidad de indignarse frente a las injusticias y actuar en consecuencia. Y eso es lo que hizo Belgrano, con una voluntad a prueba de todo.
 
Esa misma dignidad y voluntad es la que encontramos aquí en La Matanza, cuando hace más de 10 años, un grupo de desocupados, liderados por “Toty” Flores, rechazaron los planes clientelares que buscaban someterlos y dominarlos. Ellos, al rechazarlos, demostraron que otro país es posible, ya que aún en las peores condiciones materiales, es posible la integración social, el ascenso cultural y la libertad cívica. Hoy pueden mostrar orgullosos una cooperativa de trabajo con increíbles proyectos que recorrieron distintas partes del mundo, una escuela para los pibes del barrio con aire acondicionado en las aulas, y desde hace unos días, junto a otros excluidos morales, derribaron otro prejuicio: aquel que dice que los Bancos de primer nivel no abren sus puertas en barrios pobres. 

Esa misma dignidad y voluntad es la que encontramos en “Lilita” Carrió, reserva moral de la Nación. Una excelente abogada y profesora universitaria, a quien le iba muy bien en su vida privada. Sin embargo, al igual que Belgrano, eligió empobrecerse materialmente y entregarse a una causa noble por nuestra Nación y el futuro de sus hijos. Muchas veces en soledad, soportando una enorme carga, “Lilita” demostró que se puede ser decente  y gran  político al mismo tiempo (en el caso de Carrió, hay que decirlo, una gran Estadista). Que los principios y los valores son más importantes que cualquier proyecto de poder, si lo que se quiere es el desarrollo y progreso de nuestro país. Y que es preferible perder en las urnas, antes que traicionar al pueblo de la Nación.

“Lilita” Carrio, al igual que Belgrano, resiste, encarna una justa causa y es decente. Líder y Alma máter de nuestro movimiento Humanista de Resistencia y Construcción 2012, junto a “Toty” Flores, otorgan a nuestro espacio la misma impronta de los patriotas de aquel tiempo. Nos mueven los mismos sueños e ideales. Sin embargo, la revolución en nuestros tiempos ya no pasa por liberarnos de las cadenas opresoras del extranjero. Es una revolución en los valores. Una revolución que nos permita liberarnos de las cadenas opresoras de una cultura negacionista, ausente de valores, degradante, humillante, que nos embrutece, nos divide y nos impide el tan ansiado desarrollo. El objetivo es, como suele decir “Lilita”, cambiar los corazones, para luego cambiar la cabeza y la historia.

El mejor homenaje que podemos hacerle a Manuel Belgrano es recuperar ese humanismo lleno de virtudes cívicas que lo caracterizó. Un humanismo que saque lo mejor de cada uno de nosotros y que como correlato nos conduzca a la unidad nacional y el desarrollo de nuestro pueblo.

martes, 29 de mayo de 2012

No es cierto que los politicos sean todos ladrones.


Suele ser habitual encontrarse con este tipo de afirmaciones en la ciudadanía argentina: “los políticos son todos ladrones”.  Lo cual no es cierto, además de ser injusto y esconder una trampa a la que me referiré luego. Conozco muchos casos de políticos honestos.

Un ejemplo: hoy estuve junto a Elsa Quiroz,  quien fuera diputada nacional por la Coalición Cívica y candidata a vice gobernadora de la Provincia de Buenos Aires en la última elección. La “Tata”, quien es ejemplo de militancia, es una política Argentina honesta. Durante su mandato se dedicó a honrar su cargo, en lugar de enriquecerse como sucede en general. Viaja frecuentemente en el inhumano tren Sarmiento (gestionado y controlado por ladrones), al igual que cuando era diputada nacional e iba al Congreso Nacional. Está peleando para jubilarse como docente, dado que es maestra y, al finalizar su mandato, quedó sin ingresos. Como sucede con muchos argentinos, por cuestiones de índole burocrático, aún  no le asignaron su derecho y por lo tanto, hace malabares para llegar a fin de mes.

Considero importante destacar vehementemente que en la Argentina hay políticos honestos, dado que el progreso de nuestro país vendrá sólo cuando el poder político esté en manos de personas decentes. Además, porque el hecho de afirmar que “son todos ladrones” esconde la trampa de la auto justificación por votar ladrones. Es decir, se habilita el siguiente razonamiento: “como son todos ladrones, entonces voy al cuarto oscuro y no me queda otra que votar a un ladrón” (por ejemplo a la familia Kirchner). Dicha afirmación es falsa. En el cuarto oscuro hay muchos ladrones, pero también muchas personas decentes. Por lo tanto, el ciudadano que vota a un ladrón, debe hacerse cargo de su elección, de su complicidad indirecta y de las consecuencias que tiene dicha elección para el futuro de nuestro país y de sus hijos.

jueves, 24 de mayo de 2012

La resistencia ciudadana promueve justicia: Se fue Cirigliano, ahora falta De Vido.

En un país con instituciones debilitadas y pervertidas,  y frente a un gobierno que va “por todo”. Es decir, por todo el poder  a costa de la libertad, el progreso y el desarrollo de los argentinos. Solo la resistencia cívica y pacifica en la calle podrá torcer el rumbo de un gobierno autoritario que no reconoce límites.

No es casual que el Ministro Julio De Vido, culpable de la masacre del Once, retire la concesión del grupo Cirigliano luego de las múltiples manifestaciones que se producen para pedir justicia, a raíz de la impunidad que hasta el momento parecieran tener quienes son responsables de la muerte de 51 personas y más de 700 heridos.  Sólo cuando el gobierno intuye la pérdida de potenciales votantes, producto del descontento que se manifiesta en las calles, encuentra un limite y actúa prudentemente. La Constitución, la Justicia, el sentido común, la moral, el dolor de los padres, el mediano y largo plazo, etc, no representa nada para un gobierno autoritario y populista como el Kirchnerista. Por lo tanto, la realidad indica que poco o nada debe esperarse del recto accionar de las instituciones de la nación sin el acompañamiento firme y militante de la ciudadania.

Si el gobierno encuentra enfrente a un pueblo manso y entregado, seguirá derrumbando las instituciones hasta consagrar la involución social, al mejor estilo Venezolano. Empero, si encuentra focos crecientes de resistencia cívica y pacifica, se verá empujado a revertir sus pasos y desestimar su trasnochado proyecto de poder, en pos de un proyecto de desarrollo nacional basado en la justicia y la república.

Dicha exigencia cívica en las calles logró que el gobierno aparte al grupo Cirigliano y quede a disposición de la justicia, a pesar de las innumerables denuncias formales que existían desde hace muchos años. Esa misma exigencia ciudadana debería multiplicarse para exigir que también paguen los culpables políticos, entre ellos, el Ministros de Planificación, Julio De Vido.


viernes, 6 de abril de 2012

Foucault y la Resistencia

Estoy terminando de leer un pequeño texto de Michel Foucault llamado ¿Qué es la Ilustración?, en el cual realiza un análisis del texto fundacional de Kant. Me pareció interesante compartir un párrafo donde Foucault expone la necesidad de cuestionar la racionalidad vigente como paso previo a la liberación. Lo que quiero remarcar es la importancia que le da el autor a la actitud crítica frente a lo que el paradigma dominante considera normal. Es decir, la importancia de ser “irracional” frente a lo que se considera “racional” si a lo que se aspira es a un cambio fundacional. Por poner un solo ejemplo práctico, diría que en el caso argentino lo irracional sería intentar cambiar uno de los pilares del paradigma dominante conocido como el “roban pero hacen” por otro radicalmente opuesto, considerado anormal, donde la directriz sea “no roban y hacen”. Alcanzado este giro, sin dudas se alcanzarían sustanciales avances en el desarrollo y evolución de nuestra sociedad.

El texto puede bajarse de la web. Dice:

“…Como consecuencia, los que resisten o se rebelan contra una forma de poder no podrían contentarse con denunciar la violencia o criticar una institución. No basta con acusar a la razón en general. Lo que hace falta volver a poner en cuestión es la forma de racionalidad presente. (…)

La racionalidad política se desarrolló y se impuso siguiendo el hilo de la historia de las sociedades occidentales. Se arraigó primero en la idea de poder pastoral, luego en la de razón de Estado. La individualización y la totalización son efectos inevitables. La liberación no puede provenir más que del ataque no a uno u otro de esos efectos, sino a las raíces mismas de la racionalidad política.”

¿Qué es la ilustraciòn?. Michel Foucault. Pág. 65. Ediciones La Piqueta.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Del 1,8 de Carrió a la probabilidad de una evolución cultural




¿Estaremos los argentinos condenados a la involución permanente? A la luz de los acontecimientos de las últimas décadas, y a pesar de algún que otro parcial avance en el plano material, el balance general nos da una respuesta afirmativa a dicho interrogante. Pareciera ser, así, que nuestra sociedad no escapa a los designios de aquella ley inspirada hace aproximadamente 700 años a. C. por el poeta Hesíodo y enunciada por primera vez por el filósofo Heráclito de Éfeso cerca del 500 a .C, quien introdujo la idea de que todas las cosas están en permanente cambio y destinadas inexorablemente a corromperse. A este destino inexorable lo denominó “La ley general de la decadencia”. En el caso argentino, esta ley se hace evidente en una creciente crisis de valores donde la sociedad en su conjunto va aceptando cada vez más la corrupción generalizada, la mentira institucionalizada, las muertes evitables y el uso de los más vulnerables para hacer política. Todas estas cuestiones forman parte de la cultura o paradigma dominante argentino y explican las razones de nuestra decadencia. La pregunta que surge es, entonces, ¿qué probabilidades hay para un cambio de paradigma?

Kuhn y los cambios de paradigma

Quien seguramente podrá echar luz sobre los cambios de paradigma es Thomas Kuhn, a partir de su reconocido libro La estructura de las revoluciones científicas”. En dicha obra, el filósofo explica como los científicos son educados en las universidades bajo ciertas “verdades”, las cuales van ganado consenso con el paso del tiempo y se tornan incuestionables, constituyendo un paradigma dominante. La particularidad de este tipo de paradigma es que le dicen a la comunidad científica como deben interpretarse y entenderse los acontecimientos, y quien intente aportar una mirada diferente, aunque acertada, será tratado con intolerancia, tildado de loco y apartado de la comunidad. Kuhn enseña que en determinado momento el paradigma dominante es desafiado por otro paradigma rival que pone en evidencia sus inconsistencias y anomalías. Cuando esto sucede, el paradigma dominante se vuelve incapaz de dar respuestas a la comunidad científica y los científicos comienzan a perder confianza “en sus verdades”. Esta situación lleva a una crisis revolucionaria que trae aparejado el reemplazo del paradigma dominante por otro. El ejemplo tradicional en este sentido es el de reconocido científico Galileo Galilei, quien en el siglo XVI fuera perseguido y encarcelado por sostener que la tierra se movía, desafiando al paradigma dominante del astrónomo Ptolomeo.

Las “verdades” argentinas

La sociedad argentina comparte con la comunidad científica la siguiente característica: es adoctrinada bajo ciertas “verdades”. De ahí que nuestro paradigma dominante nos dice que la corrupción, la negación de la realidad, la avivada en lugar del esfuerzo, las muertes evitables y el uso de los pobres son cuestiones “normales”. Por lo tanto, quien ose desafiar estas verdades será tildado de loco, perseguido y apartado. Carrió propuso un paradigma desafiante a su comunidad, quiso romper el designio de la ley general de la decadencia, les dijo a los argentinos que pongan en el centro de sus concepciones otros valores y principios, y tal como ocurrió con Galileo, fue rechazada. Sucedió que los argentinos, bajo los influjos cada vez más intensos del paradigma dominante, consideraron una locura pensar en un país regido por la decencia, la justicia, la dignidad y en permanente búsqueda de la verdad. Echando mano a innumerables hipótesis “ad hoc”, terminaron convenciéndose de que la única salida es más de lo mismo. Esta lógica explica, mejor que cualquier otra, el 1,8 % de los votos de la última elección presidencial, en la cual se enfrentaron claramente dos concepciones rivales. Por un lado, el paradigma dominante, populista y autoritario, encarnado en el Kirchnerismo, actual mutación del Peronismo Post Perón. Por el otro, el paradigma desafiante, republicano y emancipador, representado en la opción de Elisa Carrió.

Resistencia y Evolución.

Dijo Steve Jobs: Las personas que se creen locas por pensar que pueden cambiar el mundo, son las que lo hacen“. Platón parece coincidir con este pensamiento, ya que creía que la ley general de la decadencia podía revertirse gracias al influjo de un legislador con excepcional voluntad moral (K. Popper).

Jesús, Sócrates, Da Vinci, Gandhi, Maria Teresa, Mandela, Luther King, Newton, Einstein, San Martín, cambiaron el mundo y comparten, entre ellos, al menos dos características: resistieron y desafiaron al paradigma dominante de su época y no se corrompieron. Es decir, no entregaron la causa en la que creían.

Fueron la persistencia y resistencia de Galileo y unos pocos, las que hicieron que en algún momento la comunidad científica aceptará que la tierra “se movía”, algo que había negado por siglos a pesar de las evidencias. Fueron la persistencia y resistencia de “Toty” Flores y unos pocos, las que derrotaron al clientelismo político en La Matanza, a pesar de que lo “normal” es que el Estado obligué a los más necesitados a entregar su libertad a cambio del voto y unos pocos pesos para sobrevivir.

En todo tiempo y lugar, siempre fue necesaria la resistencia como paso previo a los grandes cambios culturales. El 1,8% de Carrió ubican su lucha en esta trascendental situación. Aunque parezca paradójico, dicho porcentaje acerca más a los argentinos al “país de Carrió” que con guarismo mucho más altos. Igualmente, como contrapartida, existe el riesgo de que el paradigma dominante alcance su objetivo totalitario y logre arrasar con el testimonio republicano y emancipador, a la vez que consagre la involución cultural. Algo parecido a lo que hubiese ocurrido si mataban a Galileo y sus seguidores, a la vez que encendido fuego todos sus estudios y los de Copernico.

Por lo tanto, la resistencia tiene como objetivo mantener vivos los valores y principios que el paradigma dominante nacional kirchnerista, en su concepción autoritaria, pretende desterrar. Paralelamente, y siguiendo a Kuhn, buscará debilitar sostenidamente al paradigma dominante marcando sus inconsistencias, aún cuando la mayoría de las personas “no las vea”. Por último, conlleva la obligación de preparase para el momento en que el “universo conspire” según Pablo Coelho, el “punto decisivo cósmico” según Platón, “el rayo que ilumina” en palabras de Thomas Kuhn o “el milagro” para los creyentes, permita ver a los argentinos el camino seguro que les ofrece el paradigma desafiante, decidiéndose a dar el salto cultural que pondrá definitivamente a nuestro país en la senda de la felicidad y el progreso; esta vez, de verdad, “para todos”.


sábado, 11 de febrero de 2012

Una representación democrática “condicional” (en relación al accionar represivo de determinados gobernantes argentinos)

     El mismo día de conocerse su triunfo, la presidente Cristina Kirchner dijo: “Los votos no son de nadie…no hay que creérsela.” A pesar de esto y dada su forma cada vez más autoritaria en el ejercicio del poder, quedó en claro que “se la creyó” y muy mal. Si embargo, tuvo razón en lo que dijo, fundamentalmente por los siguientes motivos. En una democracia normal, el pueblo soberano expresa sus preferencias a través de su voto. Por otro lado, el pueblo es, en verdad, una suma de individualidades que expresan su posición frente a determinadas cuestiones de índole público. Cuando existen divergencias, se recurre al sufragio, y dado que todos somos ciudadanos con los mismos derechos, resulta legítimo que se imponga la voluntad de la mayoría, que dicho sea de paso, resulta ser falible al igual que el resto de las posiciones minoritarias.

     Como resulta muy dificultoso reunir al pueblo soberano al estilo Ágora griega, para que tome posición sobre las diversas cuestiones de índole público que se presentan frecuentemente en los Estado-Nación modernos, es que se recurre a un sistema de democracia representativa, que es la variante democrática “más legitima” dadas las distancias y las herramientas tecnológicas con las que contamos hasta el momento.

     En la democracia representativa, los representantes, es decir, los gobernantes, toman decisiones en representación de los gobernados, es decir, los ciudadanos. La legitimidad de dichas decisiones responde al mandato emanado de una votación libre, transparente y competitiva. Desde luego, lo dicho responde a un ideal democrático y dada la imperfección humana, la experiencia indica que las elecciones, sobre todo aquellas que involucran a millones de personas, contienen distorsiones que la alejan de la perfección. El problema surge, sin embargo, cuando dichas distorsiones son de tal magnitud que ponen en cuestionamiento la legitimidad de la representación democrática. ¿Quién puede afirmar seriamente que en provincias como San Juan, Catamarca, Chaco, La Rioja, San Luís o en municipios como José C. Paz, La Matanza o Merlo hay elecciones razonablemente libres, transparentes y competitivas? El clientelismo político condiciona la libertad de las personas, el candidato oficialista no solo corre con el “caballo del comisario” sino que también cuenta impúdicamente con el dinero de los contribuyentes para su campaña electoral y, por último, los aparatos recurren a métodos tramposos cuando ven peligrar su caudal de votos, como ocurrió en la elección presidencial del 2007, en donde el robo sistematizado de boletas evitó el seguro balotaje.

     Sin embargo, y a pesar de las irregularidades mencionadas, tampoco puede afirmarse lo contrario. Esto es, que los gobernantes emanados de elecciones severamente condicionadas sean ilegítimos. En primer lugar, porque muchos de ellos, aún con guarismos considerablemente menores, hubiesen resultado ganadores aún en un escenario verdaderamente democrático. En segundo lugar, porque algunos de esos candidatos electos no son principalmente responsables de las irregularidades del sistema. En conclusión, por el momento, podemos afirmar que no estamos frente a un escenario de fraude flagrante, sino más bien, en lo que llamaré, una representación democrática condicional. Este tipo de representación exige del gobernante electo prudencia en grado extremo y un reconocimiento de la debilidad de su legitimidad. Al igual que el individuo que luego de haber cometido un delito goza de libertad condicional, es decir, está “casi” libre, el gobernante emanado de elecciones poco democráticas está “casi” legitimado. Entonces, la debilidad de su representación lo habilita a tomar decisiones administrativas de importancia media y le impide tomar decisiones en aquellas cuestiones que resulten de gran importancia para la sociedad que representa débilmente. Por ejemplo, en los recientes acontecimientos represivos que se produjeron en Catamarca y La Rioja, sus gobernantes no deberían creérsela, ya que los votos que los encumbraron en sus posiciones no son de nadie, como dijo Cristina, dado que el sistema que los generó impide conocer razonablemente el pronunciamiento de un pueblo libre. Por lo tanto, para este tipo de decisiones transcendentales referidas a la explotación de las riquezas naturales de una comunidad y la salud de sus pobladores, estos gobernantes “casi” legitimados estarán impedidos de arrogarse la representación del pueblo, y por lo tanto, deberán buscar la legitimidad que no le fue conferida en el proceso eleccionario a través del contacto directo con el pueblo, por ejemplo, mediante una ronda de audiencias públicas. Si así no lo hicieren, no solo Dios y la patria se lo demandarán, sino también, el pueblo soberano, estará legitimado para resistir al opresor y hacer tronar el escarmiento. Por cierto, y Cristina lo sabe, éste razonamiento es válido para los habituales atropellos del poder ejecutivo nacional.