martes, 10 de diciembre de 2013

Carrió y el deber de las clases medias


 

El miércoles pasado, en el aniversario por los 10 años del Instituto Hannah Arendt, en un emotivo y enérgico discurso, Elisa Carrió hizo mención a la responsabilidad de las clases medias argentinas. Dijo, textualmente: “Las clases medias deben ponerse de pie. Las clases medias deben ayudar a las clases bajas a ponerse de pie.”
Interpreto que dicho llamado implica una doble responsabilidad frente a la realidad social que vivimos, al tiempo que también resulta un llamado de atención a esa amplia franja de la población activa y pujante, orgullo de nuestra nación.
Primeramente, es una apelación a la dignidad propia de un sector social que muchas veces se dejó tentar por los beneficios y cantos de sirena del gobernante corrupto de turno.  Las causas de este tipo de elección son variadas y no podemos analizarlas en este breve escrito. Sin embargo, es importante subrayar que la conducta que lleva a vastos sectores de la clase media a apoyar a gobiernos corrompidos (PJ o sus variantes menores) pone en riesgo su misma posición social. Esto es así, dado que la praxis política del PJ es antirepublicana y autoritaria, lo cual involucrará, tarde o temprano, la cooptación de lo más valioso que tienen las clases medias: su libertad frente al poder clientelar.
Que las clases medias deban ponerse de pie, implica, según mi entendimiento, defender con convicción esa libertad sustancial, dejando de lado la aceptación cultural del “roban pero hacen” y que tiene su correlato en el cuarto oscuro.  Ya que esa relajación moral conducirá irremediablemente al descenso social de las clases medias a las clases bajas, que es el objetivo del PJ y que ya puede visualizarse nítidamente en varias provincias y municipios de nuestro país: mantener en el poder a una casta de dirigentes enriquecidos e impresentables a partir de un pueblo empobrecido, dominado por el clientelismo político.
Por otro lado, Carrió también mencionó que “deben ayudar a las clases bajas a ponerse de pie”. Aquí estamos frente a un imperativo moral que se traduce en  ayudar a los hermanos en estado de pobreza a liberarse del poder político opresor, que los somete a partir del clientelismo político. No significa que los pobres sean más o menos dignos que los que pertenecen a las clases medias. Nada tiene que ver con la condición o esencia humana, que no conoce de distinciones sociales. Es sencillamente una apelación a la responsabilidad social de ese amplio sector de la población argentina que dispone de las mayores herramientas y libertades para tomar decisiones conducentes al progreso de todos los argentinos de bien, sean pobres, de clase media o ricos. 
Esto es así, ya que lo inmoral y perjudicial para nuestro país no es votar a un corrupto, sabiendo que existe el riesgo de perder el plato de comida de los hijos (como explícitamente lo hacen saber en los barrios pobres los punteros del PJ antes de cada elección). Esa situación es entendible, y muestra el poder y perversidad del clientelismo político y sus ejecutores. Sin embargo, no es esta la situación de las clases medias, quienes aún mantienen la libertad de votar a conciencia (con todo lo que esto significa), independiente del plato de comida del día.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

En respuesta al artículo sobre Carrió de Beatriz Sarlo

En su edición del Martes, el diario La Nación publicó una nota de opinión de la ensayista Beatriz Sarlo, en el que afirma que la diputada nacional Elisa Carrió “destruyó lo que, previamente, había construido”.
 
No estoy de acuerdo con esta afirmación, por cuanto antes deberíamos preguntarnos ¿Qué intenta construir Carrió? para luego evaluar objetivamente sus méritos y desaciertos. Y es en este punto donde afirmó que la empresa que Elisa Carrió intenta llevar adelante en forma perseverante es de las más difíciles para un político. Por cuanto implica, en términos de la ciencia política, un cambio de régimen, al intentar poner la decencia y la ética en el centro de la vida pública argentina, como paso previo al desarrollo sostenido.
 
En un país en franca decadencia moral y material, donde luego de una “década ganada” el resultado es que se multiplicaron las villas miserias, la decidida y ejemplar lucha que emprende Carrió no puede sino estar plagada de construcciones y reconstrucciones hasta el momento en que los argentinos nos decidamos a dejar de lado “el roban pero hacen” por el “no roban y hacen”.
 
Por el bien de nuestro país y a costa de sufrir muchas traiciones, Elisa Carrió permanece incólume sosteniendo valores y principios indispensables para el momento en que los argentinos nos decidamos salir a la Republica y promover el progreso de nuestra Nación.
 

viernes, 12 de julio de 2013

Yo P.A.S.O: Los Bonaerenses frente a una elección infame.

Yo P.A.S.O: Los Bonaerenses frente a una elección infame.

El próximo 11 de Agosto, el pueblo bonaerense estará obligado a concurrir a las elecciones denominadas P.A.S.O (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias). Ahora bien, dado que toda elección democrática implica la materialización de una decisión soberana del pueblo, la pregunta que deberíamos hacernos es ¿Que decidimos los Bonaerenses ...en dichas elecciones? La respuesta, por incomprensible que parezca, es la siguiente: NADA importante. La razón de esto es fundamentalmente una: las viejas cúpulas partidarias decidieron decidir por el pueblo y por lo tanto, en lo sustancial, no habrá diferencias entre lo que suceda en Agosto y Octubre próximo, donde se realizará la elección verdadera, en la que el pueblo efectivamente decidirá quien lo representa dentro de un menú acotado de opciones elegidas a dedo.

El engaño de las elecciones de Agosto en la Provincia de Buenos Aires es evidente: Siendo su primordial fundamento las elecciones internas entre los distintos espacios políticos, la realidad indica que no habrá internas en las categorías más importantes y representativas para la vida publica de los bonaerenses. Esto es así, porque las diferentes expresiones del PJ decidieron dirimir sus diferencias "por fuera" eludiendo la interna (con el agravante de que fue una ley impulsada desde este espacio). Del otro lado, el Frente Cívico y Social, va con lista única, luego de cerrar todos los caminos posibles a quienes pretendían participar de las PASO, tal como ocurrió con el espacio carriotista en la provincia de Buenos Aires, liderado por el dirigente Héctor Toty Flóres (el contraste en relación a este espacio con lo sucedido en Capital Federal es más que elocuente).

De esta forma, la vieja política vacío de sentido la elección, convirtiéndola en una farsa o parodia, tal como ocurrió en otro momento oscuro de nuestra historia conocido como la década infame. Ese período que se inició en 1930 y finalizó en 1943 se caracterizó fundamentalmente por elecciones vaciadas de sentido, puesto que no importaba la elección del pueblo, ya que todo estaba "cocinado" de antemano, tal como ocurre actualmente con las PASO Bonaerenses.

Pero hay un punto importante para remarcar y es la responsabilidad ciudadana frente a este tipo de situaciones. Ya que no se trata de un golpe de Estado donde un grupo minoritario suprime las elecciones y por lo tanto el ciudadano queda excluido de toda decisión posible. Aquí las "elecciones" se realizan y es el ciudadano el que debe decidir de que forma es parte o no de elecciones que no eligen nada. Por ejemplo, en el año 31, los radicales (si, era otro radicalismo, lo sé) se abstuvieron de participar para no legitimar la farsa y no ser alcanzados por la deshonrosa condición de infames.

Es que en estos casos la infamia, es decir, la degradación del honor civil tal como la entendían los romanos, no alcanza sólo a los dirigentes partidarios que proponen una elección mentirosa. La mancha se extiende también a aquellos ciudadanos que con su voto, quizás sin darse cuenta, legitiman el engaño (que ademas involucra un despilfarro de recursos económicos) sin hacer saber su descontento.

Por esta razón es que he decidido impugnar mi voto en las PASO Bonaerenses (no así en Octubre) en la categoría a diputados nacionales. Derecho que me da la Constitución Nacional y que debe ser entendido como una impugnación a la vieja política y un acto de resistencia ciudadana frente a la infamia de la que no pienso ser parte.

viernes, 8 de marzo de 2013

Decencia Mata Ideología

Un pino.
 
Alto revuelo generó la posibilidad de una alianza en Capital Federal entre “Lilita” Carrió y Pino Solanas. No sólo entre seguidores de ambos dirigentes y ciudadanos en general, sino también en el propio oficialismo que, como se vio ayer en el programa 6,7,8., puso su aparato fascista de comunicación (que financiamos todos) al servicio de lo mejor que saben hacer: agraviar y difamar a las personas que representan un desafío al autoritario poder central.

En este caso, lo que preocupa al Kirchnerismo es la banca por la minoría en Capital Federal, vital para el proyecto “Cristina eterna”, según se entusiasman sus adulones y oportunistas seguidores, y que en los hechos significará el fin de la República y la consolidación del régimen y la decadencia argentina.  

Ahora bien, más allá de la preocupación oficialista, y motivado por el comunicado que “Lilita” sacó ayer sobre la cuestión y dirigió a sus seguidores para debatir el tema, me interesa hacer una muy breve mención a dos cuestiones que parecen ser los puntos más cuestionados o controversiales sobre el probable (reitero: probable) acuerdo.

- Primera cuestión: ¿Por qué se intentan hacer alianzas ahora y no en 2011? 
La explicación formal es la siguiente: El partido Coalición Cívica decidió hacer alianzas para la próxima elección con fuerzas afines. En cambio, en 2011, el mismo partido decidió encarar el proceso electoral sin alianzas.

Ahora bien, profundizando un poco más el argumento esgrimido, y en pos de defender la coherencia del mismo, debemos aceptar que la esencia de ambas elecciones es muy diferente. En 2011 se disputaba la conducción ejecutiva del país. En cambio, en 2013, se disputaran escaños para conformar el poder legislativo de la República.

Sin ser excluyente, dado que (aún) vivimos en democracia, diremos que en una elección ejecutiva debe priorizarse la acción y en una legislativa, el diálogo.  

Entonces, quien ganase la elección del 2011, inmediatamente debía poner manos a la obra en la gestión diaria de los asuntos de Estado, los cuales requieren un nivel de consenso previo y consolidado, no sólo en cuestiones de índole moral, sino también en cuestiones concretas de políticas públicas. Por ejemplo, la CC y Proyecto Sur comparten la base moral, vinculada a la decencia y el diálogo, pero no comparten (en líneas generales) cuestiones esenciales relacionadas con el rol del Estado. En este sentido, el primero está más cerca de Brasil y el segundo de Venezuela. Dadas estas condiciones, haberse presentado juntos en una elección en la cual se disputa la conducción del Estado, hubiese sido una estafa al electorado; en cambio, hacerlo en una elección legislativa no lo es, por lo afirmado acerca de la esencia de la elección y lo que sigue. 

- Segunda cuestión: Siendo que la CC es una fuerza Republicana, ¿Por qué se evalúa la posibilidad de hacer una alianza con un espacio que pondera la figura de Chávez?
Precisamente porque la elección es legislativa, y por lo tanto, pesan más las cuestiones morales que las prácticas. En una democracia republicana partimos de la base de que nadie es dueño de la razón (por contradecir esto, los K son fascistas), y es en el Parlamento en donde se debaten todas las ideas y posiciones diferentes. El único requisito para el diálogo es ser decente y honesto intelectualmente, condición que como vimos arriba cumplen “los pinos”, Carrió y sus seguidores. Aseguradas y aceptadas estas condiciones, todas las ideas, aún las más descabelladas, son bienvenidas y necesarias en el Parlamento, ya que esto enriquece el debate público y por lo tanto, el resultado de la labor legislativa. La urgencia típica, coyuntural, del ejecutivo, no existe en el legislativo, y por lo tanto, con una mesa de por medio y buenas intenciones, bastará para discutir las más diversas cuestiones hasta el punto en que se alcance algún grado de acuerdo.

Para finalizar, una consideración de índole pragmática y un llamado a la reflexión. Algunos se preocuparon por un probable acuerdo con una fuerza decente que en el terreno de las ideas pondera a Chávez y cuyo acuerdo, según dijo Carrió, tiene por objetivo que las tres bancas de senadores queden para la oposición. Sin embargo, no tomaron en cuenta el tipo y le esencia de la próxima elección, y más aún, el sesgo ideológico les impidió comprender una unión basada en principios y valores que ponga freno a lo peor del chavismo, indecente y corrupto, que gobierna la argentina desde hace una década.