En un país con instituciones debilitadas y pervertidas,
y frente a un gobierno que va “por todo”.
Es decir, por todo el poder a costa de
la libertad, el progreso y el desarrollo de los argentinos. Solo la resistencia
cívica y pacifica en la calle podrá torcer el rumbo de un gobierno autoritario
que no reconoce límites.
No es casual que el Ministro Julio De Vido, culpable
de la masacre del Once, retire la concesión del grupo Cirigliano luego de las múltiples
manifestaciones que se producen para pedir justicia, a raíz de la impunidad que
hasta el momento parecieran tener quienes son responsables de la muerte de 51
personas y más de 700 heridos. Sólo
cuando el gobierno intuye la pérdida de potenciales votantes, producto del
descontento que se manifiesta en las calles, encuentra un limite y actúa
prudentemente. La
Constitución , la
Justicia , el sentido común, la moral, el dolor de los padres,
el mediano y largo plazo, etc, no representa nada para un gobierno autoritario
y populista como el Kirchnerista. Por lo tanto, la realidad indica que poco o
nada debe esperarse del recto accionar de las instituciones de la nación sin el
acompañamiento firme y militante de la ciudadania.
Si el gobierno encuentra
enfrente a un pueblo manso y entregado, seguirá derrumbando las instituciones
hasta consagrar la involución social, al mejor estilo Venezolano. Empero, si
encuentra focos crecientes de resistencia cívica y pacifica, se verá empujado a
revertir sus pasos y desestimar su trasnochado proyecto de poder, en pos de un
proyecto de desarrollo nacional basado en la justicia y la república.
Dicha exigencia cívica en las calles logró que el gobierno aparte al grupo Cirigliano y quede a disposición de la justicia, a pesar de las innumerables denuncias formales que existían
desde hace muchos años. Esa misma exigencia ciudadana debería multiplicarse
para exigir que también paguen los culpables políticos, entre ellos, el
Ministros de Planificación, Julio De Vido.
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