En 1997, el
Banco Mundial, emitió un documento al que denominó: “Informe sobre el desarrollo mundial 1997: El Estado en un mundo en transformación”. Dicho informe, sugiere una serie de reformas con el fin de que el Estado
responda mejor a los intereses de la población. Esto puede
lograrse, dice el informe, con instituciones firmes, justicia independiente, estabilidad
macroeconómica, inversiones en servicios sociales básicos e infraestructura, protección
de los grupos vulnerables, defensa del medio ambiente y un acceso a la gestión
pública que premie el merito y el esfuerzo.
Ahora bien, difícilmente
encontremos quien no este de acuerdo con estos postulados. Sin embargo, las
divergencias surgen cuando nos preguntamos si son posibles en un país como el
nuestro, cuyo Estado nacional, corrupto y clientelar, promueve acciones y
esfuerzos contrarios a los mencionados, garantizando el atraso de la población
en lugar de su desarrollo y evolución.
Hojeando el
informe, podemos encontrar respuesta al interrogante ¿Cuándo se producen las reformas del Estado?
Es decir, al igual que las personas, los países tienen momentos en su
historia propicios para cambios profundos, estructurales y culturales.
Una aclaración, por si hace
falta. A pesar de toda la perorata y el relato fantasioso, el Kirchnerismo nada
tiene de revolucionario. Es sólo una expresión exacerbada del PJ, cuyo signo
primordial es subordinar todo, incluyendo el desarrollo de nuestra nación, a la descarnada lucha por el poder.
Pero bien, retomando el informe, el Banco Mundial menciona
que son tres las situaciones propicias para la reforma del Estado. Las iré
mencionando y seguidamente expondré, en pocas palabras, ejemplos concretos de
nuestra realidad nacional.
Situación 1. Crisis
económica: Maquiavelo lo dijo claramente. “los hombres están más dispuestos a olvidar la pérdida de su padre que
la pérdida de su patrimonio”. En 2001, nuestro país se sumergió en una
grave crisis política y económica. La perdida del trabajo y el corralito
financiero fueron sus detonantes. La frase “que
se vayan todos”, fue un claro signo de exigencia generalizada de reforma
política. Lamentablemente, en ese momento histórico de discernimiento nacional,
no se encontró una salida confiable a las pretensiones de instituir un Estado
moderno, por lo que no sólo no se fue nadie, sino que además se agravó la
involución nacional.
Situación 2. Ataque
externo: El ataque externo es un poderoso incentivo para tomar conciencia
nacional de cuestiones relegadas o imperceptibles y actuar en consecuencia. Un
buen ejemplo en este sentido fue la instalación de las papeleras de Botnia. Hasta
ese momento, las cuestiones de contaminación ambiental producto de la industria
papelera no eran tenidas en cuenta por la población argentina en general. De
hecho, sobre nuestro territorio y desde hace muchos años, funcionan sin
inconvenientes plantas pasteras que contaminan igual o más que las del Río
Uruguay. Pese a esto, sólo cuando el orgullo
nacional fue afectado, se tomó conciencia del potencial daño ambiental y el Estado
Nacional se involucró en el asunto. Los mismos mecanismos explican, también, las
razones por las que reina la indignación cuando nos roban tierras los ingleses,
pero poco decimos cuando quienes roban tierras fiscales son argentinos. Y no
solo eso, sino que además se los premia votándolos para ser presidentes de la Nación.
Situación 3. Un
gobierno con menos intereses con el sistema antiguo. Admito que
personalmente es la situación que más espero. Sin embargo, es la que menos
argentinos creen posible. Consiste en romper el corsé cultural que nos dice permanentemente
al oído: “la mafia se combate con
mafiosos, entonces, voto a mafiosos.” Es romper con la creencia muy extendida en nuestro país de que
para poder gobernar es necesario acordar con el poder mafioso y corrupto. Es la
lógica del miedo que impuso el PJ y que se lleva puestos a otros espacios de la
oposición. Por eso Binner, un hombre decente, se reunió con Moyano a pocos días
de la elección presidencial. Buscaba demostrar “que puede gobernar”. Lo mismo hizo hace pocos días la cúpula
radical. Lo cierto es que aún cuando los motiven buenas intenciones, la
experiencia muestra que como resultado de esos acuerdos, nada cambia.
El ejemplo de Medellín, en Colombia, resulta interesante
en este sentido. Una ciudad arrasada por la droga y el delito, se convirtió en ejemplo
de resurgimiento civil y de integración social y progreso. Sucedió algo impensado
para el paradigma de precomprensión cultural argentino: accedieron al poder
gobernantes sin vínculos con el poder narco, mafioso y corrupto que se había
apoderado de la ciudad hasta ese momento.
MUY BUEN ANÀLISIS MARIANO!!!
ResponderEliminarLos grandes Maestros Espirituales que estaban comprometidos con el pueblo y la polìtica, coinciden en afirmar que los cambios de paradigma y lo triunfos por la dignidad nacen en el corazòn humano.
Por lo dicho es que considero, que el camino es la transformaciòn de la mente y los valores de los argentinos para que realmente haya un cambio genuino.
Si los lìderes transforman su estado interior, ineludiblemente, la realidad social tambièn se transformarà!Si no, siempre se estarà atrapado en las circunstancias.
Hebe Angèlica Torres.